La vacunación ilegal en Argentina ya es parte del sistema político general

Comentario político de los domingos por Roberto Peñayos. En España el acomodo sanitario existe, pero es privado. En este país la vacunación por fuera de la ley forma parte de un sistema político-sindical, administrado centralizadamente y defendido por el propio Presidente. Olavarría es un reflejo de lo que está pasando a nivel general.

Política 28/02/2021 Primera Info Primera Info
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Luego de hacer los trámites que debí hacer, recorrí los bares de la Plaza Mayor hasta que me encontré con algunos amigos que me acompañaron todo mi exilio económico después de la gran depresión argentina, pero no la actual sino la de 2001.

Esta también podría ser la segunda, muy similar a la de hace veinte años y a la mundial que quebró al mundo en 1930. La calamidad que dejó Macri y el otro desastre que viene “construyendo” Alberto y Cristina no se sacan ventajas.

Ambos gobiernos dejaron al país en ruinas. Sólo faltaba una pandemia para completar este panorama apocalíptico, y ésta llegó subrepticiamente de la mano de los chinos y luego de los europeos.

La Argentina es bíblica y si sólo le faltaba el azote de Dios, ahora viene con forma de pandemia, de corrupción y de ineficiencia.

Es un país que ha podido sobrevivir en un mundo tan violento como la naturaleza. El hombre vino a completar esa violencia que ya trae el mundo natural. Pero, para completar este panorama siniestro, el país -quizá también en el mundo- ha ido consolidando una casta o estamento de políticos, muchos de ellos ineficientes, corruptos e impunes.

Pero ahora también ventajeros ya que llegaron al colmo de utilizar las escasas vacunas existentes para los propios miembros de esa casta o estamento, sean familiares o amigos, y con total impunidad.

“Tú te lo tomas muy ligeramente”, me dijo mi amigo mientras recorríamos los temas de agenda. “Lo que están haciendo esos tíos es imperdonable”, me afirmó con ese acento gallego tan particular mientras íbamos caminando desde la Plaza Mayor hasta la Plaza del Sol, donde paramos en La Mallorquina para comer las facturas más ricas de Europa.

Y después me siguió diciendo otras cosas fuertes de la Argentina, con su mirada netamente europea, mientras volvía a disfrutar –después de tantos años- de caminar por la Gran Vía y pasar por la Puerta de Alcalá, la Plaza de Cibeles y el Paseo de la Castellana.

Pero volvamos al tema que les venía contando (la nostalgia de aquellos años es inevitable. Perdón).

Es que la vacunación VIP o ilegal es una de las peores conductas que se han visto en los últimos tiempos. Es un delito, lisa y llanamente, pese a que el Presidente no lo crea o quiera proteger a los delincuentes que se aplicaron vacunas destinadas a otros.

Los políticos argentinos están terminando con el sistema democrático.

La gente les va a pedir pronto, y nuevamente, que se vayan todos. Y eso sería lamentable desde todo punto de vista, pero es que la gente sabe que estos tipos tampoco sirven para otra cosa que para haraganear, robar y sacar ventajas para luego buscar impunidad. Lo malo es que todo esto se replica también en ciudades del interior bonaerense como Olavarría, Tandil u otras similares.

Igual o peor

Una casta o estamento es algo más consolidado y quieto que una clase, a la que se la considera un sector social más dinámico económica y socialmente. En la ciudad, el manejo de la vacunación comenzó mal porque se vacunó gente de 30 a 40 años con el argumento o excusa que lo hacían para dar el ejemplo.

Las pocas que quedaron se repartieron algunas con la suficiente arbitrariedad para que terminen yendo a los brazos de empleados de la obra social del gremio mercantil. Y todo por relación estrecha entre los dirigentes del gremio con el encargado político de la vacunación.

Ahora se ha decidido vacunar a docentes menores de 30 años u otros tan menores que convendría aplicarles la del sarampión antes de la del Covid.

El descaro y la falta de vergüenza son ilimitados.

El problema es que si se continúa con esta pereza o demoras, se podría superponer este cronograma con el de la próxima pandemia.

El sector político no se da cuenta de ello porque ya se vacunó, antes que los necesitados. Y por eso no alcanzan a ver la gravedad de la situación.

En Madrid dicen que puede haber alguna vacunación ilegal, pero sólo con un sobrante que la enfermera optó por beneficiar a un familiar en riesgo, por ejemplo, pero aquí, en este país con una corrupción tan enquistada, la vacunación por fuera de la ley y del humanismo se ha instalado como un privilegio de políticos y sindicalistas.

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