Sebastián Matrella: “La Argentina se va a recuperar el día que se ponga mucho dinero en la educación”

Dirigente joven y emprendedor Sebastián Matrella. Irrumpió en la Sociedad Rural de Olavarría como presidente y desde allí fue liderando una institución que tiene mucha, e importante, actividad en el partido. Pero su visión va más allá, porque en su interior siempre estuvo latente un sentir y una forma de pensar radical, por lo que cuando llegó el momento en el que le ofrecieron la posibilidad de trabajar y de llegar a tener una banca en el HCD para servir a su ciudad, no lo dudó un instante. En una charla frontal, sin tapujos, sin guardarse nada, Sebastián Matrella habló de todo lo que en este momento hay que hablar sin callarse absolutamente nada.

Sebastián, alguno se debe haber sorprendido cuando dejaste la presidencia de la Sociedad Rural y te metiste de lleno en la política...¿es así?

De cierta manera, la presidencia de la Rural también es política. Se hace política gremial. Pero es política también. Yo siempre estuve interesado y me gustó la política sobremanera porque me preocupa el país, por sobre todas las cosas. Si bien estoy afiliado al radicalismo desde los 18 años, nunca milité directamente sino que ayudaba en alguna elección haciendo de fiscal o doblando boletas, es decir ese tipo de cosas que se hacen habitualmente pero no militaba directamente. Cuando tuve un contacto con el radicalismo, ya que allí tengo conocida, me tiraron la idea y me terminó de convencer lo de Facundo Manes cuando lanzó su candidatura. Yo ya lo venía escuchando y coincidíamos en que la salida del país tiene que estar direccionada hacia la educación y el conocimiento, a la innovación, que es un camino largo pero que hay que empezar a hacerlo. Creo que la Argentina se va a recuperar el día que se ponga mucho dinero en la educación y que a esa recuperación la vamos a ver recién dentro de quince o veinte años. Ningún político hace esto porque como no lo puede inaugrar en su mandato entonces lo va postergando, pero en realidad hay que empezar a trabajar en eso.

¿Lo del radicalismo viene por una cuestión familiar o por convicción?

Un poco de las dos cosas. Mi abuelo me afilió cuando yo tenía 18 años; mis abuelos son radicales, mis padres también son radicales, somos de familia de la Unión Cívica Radical. Me acuerdo cuando vino (Raúl) Alfonsín a Olavarría en el ´83 y mis abuelos me llevaron. Yo tenia 8 años y quedé impactado desde ese momento y nunca dejé de ver con cariño al radicalismo, así que mi corazón siempre estuvo con el radicalismo. Hemos tenido momentos buenos y malos, también en un momento el radicalismo casi desapareció, después de 2001, pero hay gente muy valiosa dentro del partido. En este espacio no solamente está el radicalismo, sino que también está el progresismo con Margarita Stolbizer, la parte del peronismo con Emilio Monzó que es un actor importante de esto y creo que a la política hay que armarla así, entre varios, porque un partido solo no puede gobernar la Argentina. Tiene que ser un conjunto de personas que estén coincidiendo sobre todo en la honestidad y el trabajo.

¿A nivel nacional te impactó lo de Manes, pero a nivel local cómo fue la invitación, o estabas cerca y esta vez te decidiste, cómo fue?

No, es que todo eso me llevó a la lista local. Cuando vi que Manes fue como candidato a diputado y me ofrecen que el radicalismo quería armar una lista competitiva en Olavarría, una lista que no fueran sólo radicales sino que se nutriera de personas independientes, que no han participado nunca, entonces me gustó. Y como independientes hay varios. Tenemos a Ricardo Hoffmann que fue presidente del club Estudiantes durante diez años y eso genera experiencia, por lo que puede aportar mucho en proyectos deportivos; también está Emilio Canevello, quien es un contador de mucho prestigio; Mercedes Germillac...hay un montón de gente y seguro me estoy olvidando de muchos, pero por sobre todo es gente que tiene buenas intenciones, eso es lo que hay que buscar. Está Belén (Vergel) a la cabeza, que es abogada y es una militante de toda la vida en el radicalismo, así que me pareció un grupo muy bueno para poder aportar lo que yo quiero, que es tratar de poner mi granito de arena para que Olavarría en principio salga adelante.

Recién decías que al país deben gobernarlo dos partidos juntos. ¿Estás convencido realmente de que eso es posible?, porque después aparecen los egos y los intereses cuando se llega al poder...

Pienso que el presidente que llegue a ser elegido tiene que llamar a un acuerdo nacional con los que estén dispuestos a entrar, con los sindicatos, los empresarios, la iglesia. Tienen que estar todas las instituciones y hacer un compromiso, un pacto para poder sacar al país adelante. Si no lo hacemos de esa manera no lo vamos a lograr. Porque hay que tomar medidas de fondo en este país, que sólo se pueden tomar si hay un amplio consenso y hay mucha gente detrás apoyándolo, porque sino no van a pasar por el Congreso. Entonces tiene que ser amplia la gente que se sume.

¿En ese caso, no te parece que es difícil tener como oposición a un partido populista?

Por sobre todas las cosas, tenemos que cambiar la idea del populismo. Hoy tenemos que volver a poner en el tapete el tema del trabajo, el tema de la educación, de la salud, el valor del trabajo, porque se ha perdido la cultura del trabajo. Hoy son todas dádivas, son todos favores, todo es que me tienen que dar gratis, ver qué me van a dar, y sé que hay personas a las que hay que ayudar porque de eso no tengo ninguna duda porque hay porque hay mucha pobreza en la Argentina. Pero hay que empezar a dar empleo, a generar trabajo y que la gente pueda ascender por sus méritos, que es importante. Cuando no se toma el mérito como un beneficio, eso es perjudicial. Por eso hay que darle a la gente que esté en igualdad de condiciones, porque muchas veces el mérito lo llega a tener el que puede estudiar y el que puede estudiar no lo tiene, pero a eso hay que nivelarlo.

Cuando Alfonsín fue gobierno no lo dejaron gobernar, después De la Rúa fue una decepción para todos. ¿Qué enseñanza te deja eso y cómo se hace para remontar esas experiencias?

El radicalismo, con Alfonsín, volvió a establecer la democracia. Ese fue el mérito más importante que tuvo Alfonsín. En ese momento era muy complejo gobernar un país, con problemas económicos que no eran los de ahora, que era inferior quizá como la híper inflación. Pero a su vez tenía los famosos levantamientos militares que continuamente estaban tratando de voltearlo porque los militares en ese momento todavía tenían poder. Eso fue el logro de Alfonsín y lo valoramos después de mucho tiempo. En ese momento yo me enojé con mucha gente porque lo denostaban a Raúl Alfonsín y si lo vemos en perspectiva, hoy, yo afirmo que fue uno de los mejores presidentes que tuvo la Argentina, sin lugar a dudas. No tuvo ningún problema judicial, se fue de gobierno -te diría- con menos dinero con el que entró, y eso no tiene que ser destacable sino que tiene que ser lo normal. Pero después no pasó así. Respecto de De la Rúa, lo considero un presidente débil e inclusive le tocó entrar en un país muy complejo, con una convertibilidad que estaba agarrada con alambre y nadie quería tomar la decisión de salir, y muchos también hicieron lo posible para voltearlo entre ellos el peronismo. Porque han pasado cosas mucho peores de las que ocurrieron durante el gobierno de De la Rúa y sin embargo no han caído. Pero también lo empujaron. Yo lo veo como el último fracaso del último gobierno radical, que le costó al radicalismo levantar la cabeza nuevamente.

¿Hoy que tiene el radicalismo para ofrecer?

El radicalismo tiene hoy a mucha gente valiosa, tiene muchos candidatos que pueden ser presidenciables, y eso tiene que notarse dentro del espacio que se haga dentro de Juntos. En la última elección cuando Mauricio Macri gana la interna en cierta manera el radicalismo acompaña ese proceso y aceptó la derrota que tuvo, y fue el vagón de cola del proceso. Hoy el radicalismo quiere dejar de ser vagón de cola y por eso muchas veces vemos estas cosas que pasan, de que el PRO venía muy tranquilo y nadie le disputaba los sectores de poder, pero hoy el radicalismo le planta bandera. No para pelear ni para abrirse ni para hacer rancho aparte, sino para compartir los espacios de poder porque somos un frente electoral. Por eso nos llamamos Juntos. Creo que el radicalismo tiene con qué hacerle frente a eso, porque es un partido centenario, y si Macri ganó cuando ganó fue porque el radicalismo tenía una estructura para ofrecerle.

Macri ganó y el radicalismo apoyó y acompañó. ¿Si el radicalismo gana, lo ven al PRO acompañando?

Esperemos que sí. Eso tendría que ser lo concreto y lo real de un frente. A veces se gana y a veces se pierde. Por otra parte, se tienen muchas cosas en común. Como dije antes, con eso sólo no va a bastar porque tendremos que incorporar diferentes actores y otros sectores ya que si queremos llegar a gobernar y disputarle la presidencia al kirchnerismo en las próximas elecciones el frente tiene que ser muchísimo más grande de lo que es ahora porque hay que tomar medidas muy importantes y muy profundas en el país.

Decías que Alfonsín se fue con menos dinero del que tenía cuando llegó a presidente. ¿Qué te produce cuando leés que hay denuncias de corrupción, vueltos muy grandes, y no hay resolución en la justicia?

La verdad es que eso me produce un asco y un rechazo total. Es lo que le está pasando a la mayoría de la gente, cuando no confía en la justicia y cuando la justicia también está metida en todo eso. Da mucha pena. Y además hay un 50 por ciento de pobreza en un país que puede ser rico, y los que están bien podrían estar mejor y los que están mal podrían estar mejor. Creo que el tema pasa por ahí: hay que cambiar la manera de que el político hace las cosas para que la gente vuelva a verlos de otra manera y vuelva a acercarse, porque lo que necesitamos es que la gente participe. En mi caso, me animé. Hay que dar el paso, como dice nuestra campaña que está muy bien hecha, hay que dar el paso porque ya estamos tocando un punto límite. Si no vamos a seguir en esta debacle, ya que podremos estar diez puntos menos o diez puntos más pero siempre estamos rondando un porcentaje de pobreza del 35 o 40 por ciento, o del 50 por ciento. Es imposible que un país pueda crecer con esos porcentajes. Y otro tema es la inflación, que no nos deja crecer y no vemos un plan económico que se esté pensando para luchar contra esto.

Vos que venís del campo cómo ves el tema de poner un cepo a las exportaciones es inexplicable porque dejan de entrar divisas para el mismo gobierno...

A veces es difícil pelear contra medidas irracionales. Cuando algo no tiene razón de ser no se puede casi ni discutir, porque es irracional. Y la medida que tomó el gobierno contra el campo es irracional, una medida que ya se había tomado antiguamente y sabemos a dónde conduce y qué pasa, porque en lo inmediato mantiene el precio de la carne o la hace bajar un poquito pero que en el futuro produce el efecto contrario y después se vuelan los precios, como pasó. Todo eso genera pérdidas de pequeños y medianos productores que desaparecen del sistema, porque el productor grande en las épocas malas siempre sabe defenderse pero los otros no, el chico queda en el camino. No se va a dejar de producir en el país, pero sí se concentran más las explotaciones ya que el que tiene un campito de 200 hectáreas y se cansa de estas cosas, el productor que está al lado y tiene tres mil hectáreas entonces se las alquila. Entonces no se deja de producir, reitero, pero sí desaparece un montón de pequeños productores.

¿Qué le pude dar Facundo Manes, más allá de que significa una bocanada de aire fresco, no sólo al radicalismo sino también al país?

Manes es alguien nuevo en la política. Es cierto, es una bocanada de aire fresco y detrás de Facundo está todo unido y encolumnado el radicalismo porque fueron a pedirle que fuera el candidato. Pero Facundo Manes solo no puede hacer nada. Eso tenemos que tenerlo bien claro. Su idea es formidable de apostar a la educación, a la innovación, de hacer una revolución del conocimiento como dice él, que hay un montón de políticas para hacer eso, a las que hay que destinar mucho dinero obviamente, pero tenemos que ser muchos los que acompañemos. Si creemos que Manes va a hacer algo solo, estamos equivocados. No hay salvadores en la Argentina, ni Manes, ni Cristina, ni Alberto, ni Macri. Lo que necesitamos es que detrás de una persona como Facundo nos encolumnemos y nos sumemos, para que sea un espacio cada vez más grande. Fuente: campoindustria.com.ar