Barreda: el femicida múltiple que murió solo y quería que arrojaran sus cenizas en la cancha de Estudiantes

Policiales 28/05/2020 Primera Info Primera Info
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El múltiple femicida Ricardo Barreda tuvo como último deseo antes de morir que su cuerpo fuera cremado y sus cenizas esparcidas en la cancha de Estudiantes de La Plata, lo que no se pudo cumplir porque a los 84 años murió solo en un geriátrico de la localidad de José C.Paz, según contó hoy su biógrafo Pablo Marti, la única persona que lo visitaba en ese establecimiento.

La inhumación de uno de los principales femicidas de la historia criminal argentina, que en 1992 asesinó a escopetazos a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra, fue autorizada por un empleado del Pami que firmó la documentación necesaria para su traslado al cementerio de esa localidad, al que no concurrió absolutamente nadie.

"Su última voluntad era ser cremado y que se esparcieran sus cenizas en la cancha de su amado Estudiantes de La Plata", aseguró a Télam Marti, quien contó que se enteró de la muerte del odontólogo el lunes por un llamado desde el geriátrico, ya que era la única persona que tenía contacto con él.

Barreda, que estaba por cumplir 85 años el próximo 16 de junio, falleció alrededor de las 14 del 25 de mayo último, cuando sufrió un paro cardíaco en el Hogar Geriátrico "Del Rosario", donde estaba internado desde el 10 de marzo último.

"Tenía problemas en la próstata, demencia senil, deterioro cognitivo, estaba postrado en silla de ruedas y conectado permanentemente a una sonda. Estaba parcialmente ubicado en tiempo y espacio. Hubo momentos que estaba lúcido y otros en que no sabía ni quién era", contó a Télam el dueño del establecimiento, Daniel Otero.

El propietario del geriátrico "Del Rosario" explicó que "a veces tenía pantallazos, le decía a las enfermeras que tenía una casa" -en alusión a su casona de La Plata dónde cometió los femicidios-, y que cuando lo llamaban "doctor", él decía: "Yo no soy médico".

Por su parte, Marti, quien es escritor y tuvo contacto con Barreda hasta su muerte, recordó: "Lo conocía desde hace más de un año y le pedí escribir un libro sobre su vida. Lo vi por primera vez en un bar frente a la estación de trenes de San Martín, y después lo seguí viendo en el Hospital Eva Perón, donde se generó un vínculo a través de las visitas y empezó a contarme cosas".

"Siempre supe que estaba frente a un cuádruple femicida y cada vez que veía esas manos me impactaban porque pensaba que con esas manos agarró la escopeta con la que mató a su familia", afirmó.

El biógrafo aseguró que Barreda "nunca olvidó sus crímenes" y recordó que alguna vez le preguntó si pensó en suicidarse, a lo que Barreda respondió que no.

Tras aclarar que "nunca" olvidó que estaba frente a un hombre que había matado a todas las mujeres con las que convivía, Marti recordó algunas charlas que mantuvo con el femicida respecto a lo sucedido ese 15 de noviembre de 1992, cuando cometió el ataque.

"Siempre habló con convicción de lo que hizo" y "se mostró arrepentido y analizó que en algún punto pudo haber cambiado algunas cosas", contó.

"Él siempre me decía antes de que le pregunte 'si, ya sé, querés saber por qué nunca me separé -de su esposa-", y se respondía: 'porque la quería", contó Marti, quien aseguró que el femicida llegó incluso a decirle que si pudiera "volvería a conocer" a quien fue su pareja, pero "haciendo las cosas bien".

Una de las palabras que al biógrafo le llamó la atención es que, a pesar de la brutalidad del hecho que cometió, Barreda "no quería que la gente se olvidara de él: disfrutó de cierta fama que le dio todo lo que hizo, creo que hizo un personaje para manejarse en el mundo".

El hombre recordó también las últimas veces que mantuvo contacto con el odontólogo.

"El 15 de noviembre de 2019, en el 27° aniversario del hecho, cayó viernes. Y siempre iba a verlo los jueves pero preferí esperar un día más y estar con él para evitar que alguien se le metiera en la habitación. Ese día estuvo muy mal de salud y la verdad que pensé que se iba a morir justo en esa misma fecha", dijo.

Por otra parte, contó cómo fue el momento que lo acompañó a Barreda para internarse en el geriátrico y rememoró su última conversación por medio de una videollamada.

"Lo acompañe el 10 de marzo y justo empezó la cuarentena. Tuvo siete días de adaptación donde no podía tener visitas", dijo, y agregó: "El 18 lo fui a visitar a las 10.30 horas y lo vi durante 15 minutos con todos los recaudos".

"Lo vi totalmente rapado, sentado y atado a la silla de ruedas para que no se caiga", sostuvo.

Marti contó que días después realizaron una videollamada de Whatsapp, donde Barreda le dijo que estaba bien y le agradeció por todo lo que hizo por él.

El odontólogo fue condenado a prisión perpetua en 1995 por el triple homicidio calificado de su esposa, Gladys McDonald (57); sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24); y el homicidio simple de su suegra, Elena Arreche (86), cometidos en su casona de La Plata.

En 2008 fue beneficiado con arresto domiciliario y se fue a vivir con su nueva pareja, Berta "Pochi" André, quien falleció en 2015, por lo que el femicida tuvo que volver a la cárcel.

Ese mismo año Barreda recibió la libertad condicional y un año después quedó libre tras extinguirse la pena.

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