Ana Spinella: “Nos mataba la angustia y sin dinero no sabíamos qué hacer”

La grave situación económica y financiera del Hogar de Niñas hizo que las integrantes de la sociedad de beneficencia que respalda su funcionamiento salieran a explicar, casi de manera desesperada, que cerrar las puertas podía ser algo concreto. Las redes sociales y los medios ayudaron para que ese pedido de Ana Spinella (presidenta de dicha sociedad) y quienes la acompañan llegaran a todos, por lo que se despertó la solidaridad de los olavarrienses, y también de quienes viven en otros puntos del país y en el exterior, para encontrar soluciones.

Así fue que el Hogar de Niñas pudiera recomponerse (aunque no totalmente) y ver así el futuro de otra manera, con mayor optimismo. Ana recibió a Primera Info para conocer más en profundidad cuál era la situación, cómo se trabaja puertas adentro y cuál es el futuro de la entidad, por lo que analizó en profundidad absolutamente todo para dar un panorama de la situación.

¿Ana, era ya muy crítica la situación del Hogar de Niñas?

La situación llegó al punto límite, precisamente, por este aporte del Bingo que es tan importante para nosotros que no pudimos continuar recibiéndolo desde abril, que era aproximadamente entre 330 y 350 mil pesos. En marzo, inclusive, el Bingo depositó alrededor del 50 por ciento de lo que aportaba mensualmente, es decir 160 mil, y después no nos pudo acompañar más. Esto hizo que nosotras, desde el 1 de abril, nos empezáramos a preocupar para conseguir los fondos para continuar subsistiendo en la medida de nuestras necesidades.

¿Cuáles son las necesidades económicas mensuales del Hogar?

Son 500 mil pesos mensuales. En una institución sin fines de lucro, que no produce absolutamente nada, que no tiene ganancias, ese subsidio que dejó de entrar fue tremendo. O recibimos el depósito, el subsidio, o no tenemos nada. Nosotras siempre fuimos muy previsoras y siempre teníamos algunos ahorros, y además está el subsidio de la Municipalidad que nos ayuda desde hace muchos años. Viene esa ayuda desde la época de José Eseverri y continuó con Ezequiel Galli, actualizándolo por supuesto. Y lo seguimos recibiendo mes a mes.

¿Es una ayuda económica o la Municipalidad aporta en distintos aspectos al Hogar?

En este momento de pandemia no tenemos muchas nenas, son 15 ahora, y tenemos muchas chiquititas. Entonces para las adolescentes se requiere personal técnico, como psicólogas o acompañantes terapéuticas, y en algunas situaciones nos la concede la Municipalidad sin que nosotras tengamos  que abonar sus sueldos. Y también hay un subsidio que el Municipio aporta siempre, que nunca se cortó. También es cierto que nunca se cortaron las becas que nos paga el Organismo de la Niñez, que es un organismo provincial. Lo que sucede es que desde abril quisimos conectarnos con ellos para explicarles que si en lugar de pagarnos por las 15 nenas que tenemos en este momento nos pagaban por el convenio inicial, que son 21. Pero presentamos una declaración jurada de cuántas nenas hay todos los meses y esa declaración la presentan a tesorería y nos abonan el dinero por la cantidad de nenas que tenemos. Es que fluctúa la cantidad.

¿Cuántas nenas tienen actualmente?

Por la pandemia quedaron fijas 15, aunque hemos tenido 17, 21 y en algún momento llegamos a 25. La cantidad que recibimos es por una disposición del juez de Familia, de los servicios locales y zonales, y lo único que hacemos es aceptarlas. Respecto del egreso, también lo decide ese organismo, cuando consideran que las nenas están preparadas para egresar, así como las familias. Es que la que tiene que estar preparada para aceptarla nuevamente es la familia, lo que es fundamental en ese caso.

¿Chicas de qué edad reciben y cómo es el funcionamiento en el día a día, qué cosas les brindan?

Hemos recibido una niña, porque realmente es una niña, de 14 años con su crío en los brazos de tres meses. Tenemos nenas de un año, dos años, tres años, son varias chiquitas. Se las sacan a las familias porque la familia puede adolecer de varios problemas como la adicción, el alcohol, drogas, inclusive violaciones. Es un tema horrible, por supuesto. También las castigan y a las más grandecitas las obligan a prostituirse. Todo ese tipo de situaciones se da y entonces las nenas llegan al hogar; en este momento son todas de Olavarría, pero hemos tenido de la zona también. Antiguamente teníamos de otras ciudades y un número más importante que ha llegado a 35 o 40 chicas. Pasa que se han ido creando más hogares, lamentablemente, y entonces no recibimos tanto del resto de la provincia sino que cada ciudad tiene su hogar.

¿Cómo se las arreglan con chicas de distintas edades, porque no debe ser nada fácil atenderlas y cubrir las necesidades?

Sí, es cierto. Pero las recibimos y las atendemos de manera individual. Por eso insisto tanto en contar con ese dinero disponible cada mes para pagar los sueldos, ya que las profesionales que trabajan lo hacen con mucho amor para las nenas. A veces tienen que cambiar a una bebé de ocho o nueve meses o un año; a otras tienen que enseñarles a comer. Realmente, tenemos un cuerpo de profesionales que es digno de admirar. Son 7 preceptoras y 3 integrantes del equipo técnico (directora Elena Barbosa, y la asistente social y la psicóloga). A las siete chicas les pagamos el sueldo bajo el régimen del Centro Empleados de Comercio. Respecto de la forma de trabajar, es en forma individual por lo que a cada nena se le dedica tiempo, educación, cariño. Hay chicas de 4 o 5 años que no sabían utilizar los cubiertos, comían con la mano. Y toda esa dedicación que ponen las preceptoras en sus turnos (porque hay algunas que van de mañana, otras de tarde, obviamente la serena más la cocinera) se dedican a full con cada una. Para nosotras todo eso tiene mucho valor, porque si no fuera por ellas no podría funcionar el Hogar. De hecho, se las educa y van a la escuela, y hace muchos años que tratamos de insertarlas en diferentes colegios para que no sean estigmatizadas como las nenas del Hogar. Inclusive, hace ya algunos años –vivía mi mamá todavía- mandábamos chicas al Colegio Rosario, que nos había becado el estudio de tres nenas que eran muy aplicadas. Después están las distracciones, el deporte, siempre tratamos de que hagan alguna actividad complementaria. Desarrollan su actividad como si estuvieran en su casa, ya que le proveemos la comida, la ropa, útiles escolares, les damos todo.

¿Las nenas tienen contacto con sus familias mientras están en el Hogar?

El contacto con la familia, desde lo que es la comisión de la sociedad de beneficencia, prácticamente no tenemos contacto. Ese contacto con la familia lo tienen la directora, la psicóloga y la asistente social. Y cuando creen necesario, ya que se aconseja que no es conveniente que las familias se acerquen demasiado. Inclusive hemos tenido problemas, y serios, con gente que es adicta. De esto hace mucho tiempo, pero cada vez se toman más precauciones. Y en este momento de la pandemia prohibimos, desde el primer día, a gente que no fueran las empleadas y la directora. Nadie más entra al Hogar de Niñas. Hay una puerta de acceso a donde están las chicas, y por esa puerta no entra nadie más que el personal especializado. Gracias a Dios, no hemos tenido ningún problema. También ha ido el doctor Germán Caputo (director de Salud municipal) para ver si estaba todo bien, si cumplíamos con todos los requisitos. Es decir, se trata de preservar la salud de las nenas, la integridad total de ellas.

¿Qué otra actividad hace la sociedad de beneficencia?

En este trabajo, la sociedad de beneficencia tiene la labor de hacer los controles. Primero, de administrar todos los bienes que recibimos para las nenas. Por ejemplo, las donaciones, los subsidios, las becas, aportes que mensualmente hacen algunas empresas o instituciones. Todo lo que es dinero, lo administramos nosotras.

¿Y cuál es la novedad respecto del aporte mensual de la gente de Olavarría?

Es un porte para hacerse socio que tiene un costo de 100 pesos. Teníamos pocos, pero con este pedido desesperado que se hizo en los medios y en las redes sociales, realmente explotó la colaboración de la gente. Es más, estamos trabajando cuatro de nosotras a cuatro manos y no terminamos de hacer las listas, ya que es impresionante la cantidad de gente que se anotó para colaborar con esta especie de bono. La respuesta de la gente ha sido magnífica. Esa administración del dinero así como las compras, las hacen la sociedad de beneficencia junto con la tesorera y otras colaboradoras que hay en la comisión. Si se organiza un remate, ahí hacemos la logística, la prensa, y también lo hace exclusivamente la sociedad –sin participación de las empleadas ni de las niñas- así como los eventos como son los desfiles de modelos, encuentros de té, peñas, etc.

¿Con esta movida y apoyo que se ha generado, llegan al número que necesitan por mes?

Llegar, no. Nos falta todavía, soy honesta. Pero tenemos mucha fe en que no solamente con la donación que nos acercan cada día un aporte económico, sino con otros aportes quizá podamos llegar. Es que esta movida ha llegado hasta el Organismo de Niñez, hasta el propio Bingo, y confiamos en que ese salto que nos estaría faltando sea aportado por alguna de esas entidades. Hubo gente que nos giró dinero desde el exterior, por lo que estamos muy agradecidas con quienes nos hicieron su aporte que por mínimo que sea suma mucho y se contactaron desde Estados Unidos, Australia, Italia, Uruguay, de ciudades argentinas como Mar del Plata, Cutral Có, Neuquén, Buenos Aires, es realmente impresionante de los lugares que me han llamado. Las redes también funcionan para cosas buenas y han ayudado para que gente que está lejos de la Argentina conozca nuestra situación y nos hizo aportes que son importantísimos.

Salió a relucir la solidaridad de los olavarrienses…

Sí. Realmente emociona, ya que si pensábamos que si no teníamos más dinero había que cerrarlo y era una pena enorme, porque hace muchos años que trabajamos. Hace 27 años, en mi caso, que yo estoy en el Hogar de Niñas y hace tres años y medio como presidente, pero nos mataba la angustia de pensar que si no teníamos más dinero no sabíamos qué hacer. La providencia hizo que nos contactemos con Liliana Schwindt o César Valicenti, que no conocíamos mucho, pero gestionaron aportes para el hogar. En un momento nos desilusionamos y allí fue donde hicimos esa carta en las redes para que todos despierten, que vean lo que estaba pasando, sino nos íbamos al tacho. Pero llegó la reacción de todos, César y Liliana también aceleraron las gestiones, y con el aporte de todos recibimos un gran apoyo.

¿Son todos aportes para este momento, pero cómo van a hacer para continuar?

Se ha reacomodado la situación con estas donaciones de dinero. Pero de subsidios no tenemos nada en concreto. Me llamaron este miércoles desde el Organismo de la Niñez para confirmarme que a partir de la próxima liquidación nos van a pagar por 21 nenas, que era lo que conveníamos al comienzo. Es decir, vamos a recibir un poco más de dinero y eso ayuda. Desde la Nación están trabajando, porque no da subsidios para pagar sueldos y –como jamás se me hubiese ocurrido que teníamos que inventar algo- pensamos que si nos dan subsidios para arreglar el edificio, entonces no tendremos que ahorrar para refacciones. Es que es un edificio muy grande. Es que la mitad de la cuadra, que es donde está el Centro Cultural, hace muchos años se firmó una concesión por 20 años de esa mitad de la manzana; fue durante el gobierno de José Eseverri. Y cuando se cumpla ese plazo tenemos el derecho a pedir o bien renovar el acuerdo. Así que estamos peleando cada día para subsistir, ahora tenemos otro panorama, pero nos falta un pasito más para quedarnos tranquilas de que podremos caminar sin inconvenientes si llega algún subsidio.