Rodrigo Fernández

@soyrodrigofernandez

La pregunta siempre está presente cuando abrimos el libro y arrancamos la lectura con la primera página: en qué momento aparece lo autobiográfico, cuándo el autor nos va a contar algo que nos permite saber quién está detrás del texto. La curiosidad es algo que nos define como lectores, aunque a veces es mejor no saber qué tipo de persona es aquel que escribe, y saber algunos detalles genera una relación distinta con la historia. En “Los nadadores nocturnos”, Peter Rock nos invita, de alguna forma, a ingresar en las situaciones de su vida que dieron lugar a sus textos.

Tras separarse de su pareja el joven escritor que fue decide´ir a pasar una temporada a la casa de veraneo de sus padres. La casa se encuentra en la orilla del agua y él aprovecha todas las noches para sumergirse en ellas y nada en la oscuridad y la tranquilidad.

Mientras pasan los días, el autor va reflexionando y recordando su pasado. La familia, las mujeres que amó, la soledad, la melancolía, la inacción, la búsqueda de una voz para su escritura. De día recorre aquellos lugares donde vivió sus aventuras siendo un niño, deambula en una búsqueda que sólo se calma cuando se deja llevar por las aguas en la noche.

Hasta que el escritor veinteañero se cruza con la señora Abel. Recientemente viuda, vive sola en una cabaña media destartalada a unos metros de la casa de sus padres. Cuando, después de una corta charla, se den cuenta que a ambos les gusta nadar de noche comenzarán a hacerlo juntos sin nada más que el placer de compartirlo. Ambos se encuentran en un momento clave de sus vidas y eso los une de una forma distinta que les cuesta entender o explicarse.

Peter Rock, autor de la increíble “Mi abandono”, es uno de los autores más interesantes de la nueva camada de escritores norteamericanos. Dueño de una escritura simple y llana, lo suyo está en los detalles, en la facilidad para transmitir lo que sus personajes sienten.

Con “Los nadadores nocturnos”, publicada por Ediciones Godot, logra que el lector pueda atisbar una pequeña parte de sus procesos de escritura, la trama detrás de la trama, las dudas y las motivaciones a la hora de sentarse ante la página en blanco. Todo con un estilo llano que no necesita de ningún falso artificio sino todo lo contrario.