A cuatro meses de la desaparición de Facundo Astudillo Castro, la identidad del cuerpo encontrado el pasado 15 de agosto podría revelarse esta semana, luego de que finalice su autopsia. Sin embargo, no podrá determinarse de qué forma y en qué contexto murió, algo que recién podrá obtener algo de luz en uno o dos meses.

Desde la primera vez que su madre, Cristina Castro, observó los huesos encontrados en ese cangrejal llamado “Cola de Ballena”, sintió que se trataba de su hijo. “Es el instinto de madre”, dijo en aquella oportunidad. Ahora, ese instinto se completará con la palabra de los científicos.

De hecho, fue la propia Cristina la que encontró a pocos metros del hallazgo, una zapatilla idéntica a la que llevaba Facundo ese 30 de abril, cuando intentó partir a dedo desde su localidad natal, Pedro Luro, hasta Bahía Blanca. La misma apareció en muy buen estado de conservación, muy diferente a las características que presentó el cuerpo.

De hecho, para los 15 peritos que trabajaron en la autopsia del pasado martes, la dificultad mayor radica en ese sentido: al obtener muy pocas “partes blandas”, la posibilidad de concluir rápidamente en las razones de su muerte, necesitarán de estudios más minuciosos y profundos.

Ejemplo de esto es el que se realizará a partir del análisis de una pieza de los huesos, para esclarecer si allí se encuentran “diatomeas”, un grupo de algas unicelulares que aparecen en los cuerpos cuando estos mueren por asfixia por sumersión. Vale aclarar que el cuerpo se descubrió semienterrado en una zona de ría con subidas y bajadas de la marea, que proviene del mar.

“Los huesos que encontraron presentan un estado de destrucción tan grande que, o pasaron el cuerpo por alguna sustancia, o no es el cuerpo de Facundo. Lo digo en comparación con el perfecto estado en que se encontraba la zapatilla”, dijo para Página12 la médica forense y perito de parte para la madre del joven desaparecido, Virginia Créimer.

LA CAUSA Y DOS VERSIONES ENFRENTADAS

Al margen de esta situación temporal, hay una hipótesis en la investigación que busca ganar peso y es la que está abonando el fiscal Ulpiano Martínez y la misma a la cual, silenciosamente, apoya el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni.

¿De qué se trata? De la posibilidad de que Facundo haya sufrido un accidente y haya muerto en ese cangrejal, ubicado a 15 kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca, a donde se dirigía el joven. Tanto el fiscal como Berni deciden desviarse de las pruebas recolectadas hasta ahora, para imaginar un desenlace trágico que excluya a la policía.

Una teoría que se sustentó por primera vez a partir de la declaración de una productora agropecuaria de la zona, más conocida como la “Testigo H”, quien aseguró en dos oportunidades que levantó a Facundo de la ruta y lo dejó cerca de las vías, que conducen al lugar del hallazgo del cuerpo.

Vale aclarar que la mujer, cuyas siglas son E.R, fue una testigo aportada por los oficiales de la bonaerense implicados en el caso: Mario Gabriel Sosa y Siomara Flores.

Pero del otro lado, la querella se basa en las pruebas que hasta ahora han sido las más trascendentales. La declaración de tres testigos que dijeron haber visto cuando Facundo era detenido por la policía de Mayor Buratovich; la foto que apareció tiempo después y que comprueba de esa detención; las contradicciones en las declaraciones de los oficiales implicados en la causa; las conversaciones de Whatsapp que apuntan contra al menos dos policías; un elemento perteneciente a Facundo que se encontró en la comisaría de Teniente Origone; la zapatilla del joven en el lugar donde apareció el cuerpo; el misterioso trayecto de un móvil de la policía de prevención local de Bahía Blanca que estuvo en el lugar del hallazgo del cadáver el 8 de mayo (una semana después de la desaparición de Facundo) por al menos 35 minutos.