El aniversario fue el viernes 6 de noviembre y no se pudo celebrar tal como es la costumbre en la localidad, con un encuentro, debido a la pandemia. Una historia que comenzó con el padre Huberto Walter y que con el apoyo de la comunidad, en forma permanente, y con la conducción de los distintos párrocos, se logró el objetivo de tener un lugar para darle lugar a la amistad de una congregación que fue creciendo a partir de la fe.

Corría el año 1960 y el padre Huberto Walter, de la congregación SDV, hombre inquieto y con espíritu visionario, viendo que los jóvenes y las familias de la comunidad no tenían espacio para reunirse y expresarse, convocó a un grupo de vecinos y así se formó la primera comisión parroquial que comenzó con la construcción de lo que se llamaría el Ateneo Parroquial, que cumplió precisamente seis décadas este 6 de noviembre de 2020.

La obra fue dirigida por el señor Luis Bahl Weimann junto con un equipo de colaboradores que se pusieron en marcha con gran entusiasmo llevando adelante su gran objetivo. Durante esa etapa se trabajó arduamente para finalizar los trabajos mediante la ayuda de todos los vecinos, así como de donaciones particulares, colaboraciones que llegaron desde Alemania y, por supuesto, el incansable trabajo de la comisión con el asesoramiento y respaldo del sacerdote.

La piedra fundamental fue donada y labrada por don Antonio Occhi. Y con gran esfuerzo y perseverancia, la feligresía de Colonia Hinojo comenzó a tener un lugar para sus encuentros, las reuniones sociales y culturales, ya que el espacio contaba con butacas, una máquina para proyecciones cinematográficas, escenario para obras de teatro, una cantina y baños. Toda una gran obra, un sueño que se concretaba y se hacía realidad.

 Fue una época muy floreciente, en la que se formó un grupo de teatro con jóvenes del pueblo y se realizaron exitosas presentaciones a sala llena, se proyectaron películas, se realizaron las tradicionales kermeses, así como tallarinadas en un ambiente totalmente familiar y festivo.

Luego del padre Walter llegó el padre Gregorio Kippes, quien continuó con la misma dinámica que su antecesor. Posteriormente, durante varios años, el Ateneo no tuvo casi actividad. Luego llegó el padre Miguel Dittler, quien se abocó a la restauración total del templo con vistas a su centenario, que se iba a cumplir en el año 1986.

 Más tarde se hizo cargo de la parroquia el padre Albino Heit, quien le cedió el espacio del Ateneo a los jubilados que comenzaron a desarrollar sus actividades como centro y no contaban con un espacio físico para dichas reuniones y encuentros. En 1996, con la llegada del padre polaco Enrique Skowronek –viendo que no existía actividad alguna, ya que tampoco había comisión- se formó una con el aval de todo el pueblo, y así dio comienzo un sinfín de actividades, reformas, refacciones edilicias en la iglesia y en la casa parroquial y el salón de catequesis, por lo que se respiraban nuevos aires en la comunidad y el movimiento comenzaba nuevamente.

La flamante comisión, sumamente ansiosa, impulsó la ampliación del salón agregando en el lateral derecho una cocina, la parrilla y baño para la iglesia, mientras que se colocaron nuevos pisos en todo el salón y se renovaron los baños, además de instalarse calefacción central y se pintó y reacondicionó el frente del edificio.

 Trabajo, esfuerzo, entusiasmo, optimismo y compromiso fueron caracterizando a este grupo que asumió la conducción, lo que sin dudas copiaron de aquellos pioneros, cuidando cada detalle en pos de que el salón se vea en óptimas condiciones, lo mismo que la iglesia, la casa parroquial y la sala de catequesis. Para poder contar con fondos suficientes comenzaron a llevarse a cabo los tradicionales almuerzos y cenas, así como desfiles de moda, ferias de ropa, clases de danza y gimnasia, fiestas familiares y cumpleaños, y además se consiguieron donaciones y así fueron lográndose diversas metas, además del sostenimiento de todos los gastos fijos.

 El padre Enrique estuvo tres años; luego llegó el padre Casimiro Lamparski y a continuación Bonifacio Nuval, el último sacerdote de la congregación SVD, hasta 2008 cuando se retiró definitivamente. En el transcurso de esta gestión se celebraron las Bodas de Oro –de la mano del padre Andrés Pérez- con una espectacular cena de gala para admiración de todos los comensales, reconociéndose a varias personas que habían formado parte de aquella comisión que fue pionera.

 Luego llegó para hacerse cargo de la parroquia el padre Pablo Lodeiro y nunca se dejó de llevar adelante proyectos y actividades, siempre pensando en mejorar todo lo inherente a la parroquia y al pueblo, poniendo el alma y el corazón permanentemente. En la actualidad, junto al párroco José María Quatrocchio, caminando con Cristo junto a la Madre María, a pesar de la situación que nos toca vivir en el mundo, la comunidad continúa firme y esperanzada, con el amor intacto por su parroquia, conmemorando de una manera diferente el 60º aniversario del salón que encierra tanta historia.

 Un salón que es lugar de encuentros, alegrías, anécdotas, trabajo, y todos los integrantes de la actual comisión agradecen a la comunidad de Colonia Hinojo por el apoyo brindado en todo momento, durante tantos años, por lo que esta fecha no pasa inadvertida por todas las alegrías que se han cosechado, por lo que todos están esperando que cuando todo vuelva a la normalidad de los encuentros, cuando Dios lo disponga, regresarán las actividades y la felicidad para todos.