Noviembre trae tres importantes lluvias de meteoros: las táuridas del norte, las leónidas y la Alfa Monocerótidas. Esta última es una de las más misteriosas, procedente de la constelación Monoceros, también conocida como Unicornio.

Este evento tiene lugar todos los años en la segunda quincena de noviembre, desde el 15 hasta el 25, teniendo su pico el 21. Si bien tiene una tasa de meteoros bastante baja, en ocasiones Alfa Monocerótidas puede disparar con unos 400 meteoritos por hora o más de mil en raras ocasiones, como sucedió en 1925 y 1935.

Alfa Monocerótidas sucede cuando la Tierra pasa por una nube de escombros procedentes de algún cometa o asteroide. Existen grandes probabilidades de que tengan su origen en el cometa Van Gent-Peltier-Daimaca.

Este año, como siempre, en la madrugada del 22 de noviembre será posible ver la lluvia de meteoros pero no se espera un pico en esta ocasión.

Durante el siglo XX hubo cuatro puntos álgidos. El primero fue en 1925, con registros que alcanzaron las 2.000 estrellas por hora. El segundo, en 1935, la cifra fue de 1.000 por hora y en 1985 fue de 600 meteoros en el mismo rango de tiempo.

Uno de los eventos más interesantes tuvo lugar en 1995, con una frecuencia menor, de sólo 400 estrellas por hora, pero que duró por unos 15 minutos.

El siguiente pico se produjo en 2019, el primero del siglo XXI, durante la madrugada del 22 de noviembre a las 01:50 horas.

El evento es visible desde todas partes, siempre que el cielo esté despejado. La hora del pico se estima a las 01:50 horas. El pico es muy corto, entre 15 y 40 minutos. 

Lo ideal es verlos a simple vista, sin utilizar artefactos como largavistas o telescopios. Se recomienda mirar hacia el noreste. Como referencia, se pueden ubicar las estrellas Sirius y Procyon. Es conveniente alejarse de las luces de la ciudad dado que desde allí sólo serán visibles los meteoritos más brillantes.