Luego del verano observamos que nuestro césped se ha degradado, en parte, por el uso que le hemos dado. Por ejemplo, pasar más tiempo sobre él, mayor tránsito, la presencia de mascotas, etc., y también por las características climáticas, ya que las altas temperaturas sumadas a las fallas en el riego generan zonas secas o poco densas. Además, es el momento donde generan daño los gusanos de suelo y aparecen gran cantidad de malezas.

Con la llegada de los primeros días frescos del otoño se deben planificar y realizar todas las tareas de siembra y resiembra que nos permiten mejorarlo, manteniendo el césped verde todo el año y previniendo el avance de las malezas.

Si se va a realizar un césped de cero, debemos dejar el área a sembrar perfectamente preparada, o sea una capa mullida nivelada, libre de cascotes y malezas.

Es muy importante manejar la profundidad y la uniformidad de siembra, ya que una excesiva profundidad provocará la muerte de la semilla y una aplicación no uniforme nos dejará sectores descubiertos. La cobertura de la semilla (hasta 1 cm) puede hacerse tapándola con una fina capa de tierra negra o arena; o rastrillando suavemente el suelo para incorporar las semillas al mismo.

Conviene pasar un rolo liviano, para generar así un buen contacto suelo-semilla. Se debe regar suavemente, terminada la siembra. El riego (fina lluvia) debe ser periódico, evitando que se sequen los primeros centímetros de suelo.

¿Cómo se realiza la resiembra?

Sobre el césped preexistente y con pocas malezas (sino deberíamos controlarlas antes), se arrojan las semillas lo más uniformemente posible, al voleo o con una sembradora de césped manual o de arrastre. Una vez sembrado, se debe regar diariamente hasta que germinen las mismas.

La densidad de semillas a resembrar debe ser mayor a una siembra, porque al no colocarlas en un suelo preparado (estamos sembrando sobre un césped instalado), hay una gran cantidad de semillas que se pierden durante la germinación y el anclaje de la planta al suelo.

El primer riego debe ser intenso y luego riegos periódicos con el objetivo de mantener la humedad, hasta que sólo se riegue cuando sea necesario. La fertilización en esta época del año debe realizarse con fertilizantes ricos en nitrógeno y fósforo, que aumentarán la velocidad de crecimiento y generarán un buen desarrollo de raíces.

El primer corte se realiza cuando tiene unos 8 centímetros de largo, tratando de no cortar más de un tercio de la altura; los cortes siguientes dependerán de la tasa de crecimiento, siempre teniendo en cuenta que no sea muy bajo o muy alto lo que daña las especies.

¿Qué especie sembrar?

Se pueden usar variedades puras o mezclas y la elección va a depender del uso del césped, las horas de sol y del presupuesto disponible. En conclusión, si queremos conservar nuestro césped verde y sano todo el año, las tareas otoñales son un eslabón fundamental para lograrlo.

(Nota: gentileza Agronomía Olavarría –Coronel Suárez y Riobamba-, empresa que cuenta con todos los insumos correspondientes y brinda el asesoramiento adecuado, por lo que allí podrá encontrar semillas, fertilizantes, herbicidas, etc.).

Fuente: www.campoindustria.com.ar