por Mercedes Fariña / @MerPato

Casi veinticinco años tardó en romperse el hechizo y que en un escenario de Olavarría suene la inconfundible, indoblegable Gibson de Eduardo Federico "Skay" Beilinson, "el corazón de Patricio Rey".

En agosto de 1997 Los Redondos se presentarían en el mismo escenario que ayer pisó su guitarrista emblemático. En aquel entonces no fue posible a causa de una prohibición del intendente Helios Eseverri.

No podemos hablar de revancha respecto al show que se vivió este sábado 9 de julio en el Maxigimnasio del Club Estudiantes. El disfrute del público, las palabras de amor vociferadas al "Flaco", la sonrisa de Skay, las canciones propias, las de los Redondos, la cuenta pendiente saldada, todo se conjugó en una chanza de libertad: "Por fin, Olavarría".

El co-fundador de la banda de rock más grande del país salió al escenario junto a sus Fakires a las 22, pero desde tempranas horas del sábado se vivió en la ciudad una fiesta que palpitaba "una noche especial, no te la vas a perder, toca el corazón de Patricio Rey". Personas de todas las edades se acercaron a esperar la Carmina Burana que Skay regala en cada show.

A sus 71 años el músico lució impecable y afilado y con ese temperamento casi místico que muchos adjudican al estilo de su carrera solista. El músico Daniel Curto dijo alguna vez que Skay hace "rock árabe". Para los fanáticos, su música y sus shows representan hasta hoy la manera más pura de vivir el rock, con el aditamento de ser "lo más cercano a un recital de Los Redondos".

Guitarrista original, jugado, "el mejor, no hay otro como él" en palabras del Indio Solari, Skay toca su instrumento con la maestría de siempre, pero también canta, compone, disfruta. Respaldado por sus Fakires (Claudio Quartero en bajo, Joaquín Rosson en guitarra y Leandro Sánchez en batería), lejos está de las exigencias de la composición ricotera y artísticamente se ha dedicado a abrir, tanto para él como para el público, "Otras puertas otros mundos, otros fuegos, nuevos rumbos”.

La noche inició con "Tal vez mañana" del disco La Marca de Caín (2007) y recorrió su repertorio hasta hacer sonar "Jijiji", himno ricotero por excelencia. Tras un breve intervalo donde la energía en el lugar no disminuyó un ápice, el músico repasó canciones de sus siete discos y obsequió un "enganchado" con 5 temas de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El cierre lo dio su "Flores secas".

Con una presencia en el escenario que osciló entre lo zen y lo contundente, Skay aseguró que "se rompió el hechizo. Por fin. Gracias Olavarría". 

Fotos: Mercedes Fariña /  @osochino.ph