Talentoso, controvertido, bestial. El escritor y poeta Enrique Symns murió a los 77 años. Su salud venía estando deteriorada desde tiempos inmemoriales. "Parece fácil morirse, pero a mí me está costando", dijo en una de sus últimas entrevistas.

Según contó Sebastián Duarte, compañero de redacción en la troupe de la Cerdos, "la diabetes fue su gran demonio, lo que lo perturbó durante años. Y los excesos no ayudaron, dejando expuesto a un cuerpo castigado".

Amigo y crítico de los Redondos
Se hizo famoso como director de la mítica revista Cerdos & Peces, pero también por su amor-odio con el Indio Solari, a quien se animó a criticar como nadie nunca jamás en la iglesia del rock. Antes fueron amigos y Symns hacía monólogos tipo stand-up en los primeros míticos shows de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

Y continuó: "Calamaro​ y un puñado de amigos lo ayudaron sobremanera en los últimos años. Gente generosa".

Symns llegó a tachar de "asesino" al Indio Solari cuando acusó ferozmente al cantante de los Redonditos de Ricota por su actitud tras la muerte de Walter Bulacio, asesinado por la Policía luego de un show de la banda.

Escribió en su Cerdos & Peces, empujado por furiosos huracanes de su mente. "Lo mató un policía pero a ese repugnante tipo lo contrató la banda y siempre el que paga tiene más responsabilidad que el contratado", dijo por escrito.

La noticia rebotó en redes. Nacional Rock, la radio, posteó: "Lamentamos informar el fallecimiento de Enrique Symns, escritor, periodista, fundador de la revista Cerdos & Peces y monologuista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en la década del ochenta. Buen viaje, Enrique".

Symns fue un faro del under porteño y del periodismo contracultural. Nuestro Bukowski. Un pedazo de historia, cuya oscuridad funcionó como boca de expendio de fascinantes vómitos de alta literatura.

Como no podía ser de otra manera, fue autor de El señor de los venenos, donde el autor hacía honor de su lengua bífida narrando su viaje por los bajos fondos; contando sus proyectos editoriales revolucionarios. Se ha dicho: "Su ambición y lucidez le permite ponerse a la par de escritores malditos Burroughs o Hunter S. Thompson".

"Yo estaba distraído esa noche porque había conseguido sentarme en la mesa de la ventana, con mi ginebrita, para mirar el mejor paisaje del universo: la llegada y partida de los trenes".

Cualquier cosa que pasara por su pluma era interesante. Correr lo límites era su diversión favorita. Symns también trabajó para Satiricón, El Porteño, Eroticón y el legendario semanario chileno The Clinic, entre otros.

"La fórmula del hechizo que provocan sus escritos es la contraria: no es tanto lo que cuenta, sino su manera venenosa de manejar el lenguaje lo que los hacen cautivantes", dijo la escritora Marina Mariasch.

Su vida incluyó capítulos de tránsito por cárceles, tráfico de droga, escenas de sexo heterosexuales dignas de Rocco Siffredi, cuentos crueles, relatos de reviente y su tumultuosa relación con el rock nacional.

"La sed es lo que no existe y es lo que te hace sentir que la vida es un solo instante, que viene y que después ya no va a estar. La vida es una cosa muy miserable, muy repugnante, es simplemente comer, cagar y dormirse: nada más".

MFB