De Javier Milei se piensa y se dice que de política no sabe nada, pero se mueve en el escenario actual, muy complicado por cierto, con la eficacia de un avezado político. Y eso que, repito, el escenario es complicado..., muy, como se dice ahora colocando el adverbio después del calificativo.

Su frente interno se parece al dilema o al “problema de los tres cuerpos”, que en la física es poder “predecir el movimiento de estos tres cuerpos, gravedad mediante, cuando pertenecen a un mismo sistema orbital”.

Entonces, si la referencia de dicha gravedad (por ser poder) es Milei, ¿cómo predecir los movimientos del PRO, el radicalismo y las terceras fuerzas (CC, pichettismo y demás) y, sin predicción, sólo se pueden elaborar estrategias muy tentativas a través de hipótesis tan inciertas como la misma vida.

En virtud de ello los proyectos políticos serán vehículos errantes en un cielo brumoso de creencias y relatos, pero sin ninguna operatividad. Y esto es lo que estamos viendo ahora.

¿Qué hace Milei frente a este problema cuasi científico con sus presuntos aliados?. Muy simple, hace la de Alejandro Magno ante el nudo gordiano: esto es, tomó su espada y la partió en dos y santo remedio.

Lo mismo está haciendo el Presidente. Es decir, no se sabe si porque no maneja los códigos de la política o porque su tendencia es la simplificación, pero el presi tiende a quitarle esta praxis de la política la complejidad de la NASA y le insufla todas las emociones cotidianas.

A veces le puede ir bien y otras mal.

El voto migrante

A propósito: ¿cómo le va ahora con su estilo y sus ajustazos?. Veamos.

Según una encuesta que pretende anticipar los resultados de las próximas elecciones, ante la pregunta de si votaría o no por Milei, el sondeo de RDT Consultores concluye en que el 45,4 % estaría dispuesto a votar "a favor" del oficialismo, contra un 34 % que lo haría "en contra". Completa un 20,6 % que "no sabe".

Javier Milei y una estrategia peligrosa.

Como referencia de verdad podemos tomar los resultados de las últimas elecciones y veremos que el kirchnerismo mantendría un núcleo duro del 30%, otro tanto acumularía el del mileinismo, cerca de un 10% para una sumatoria de los partidos de izquierda y quedaría un 30% o más de voto pragmático y podría decirse, independiente, que de pronto votó a Macri, luego migró hacia Alberto/Cristina y últimamente a Javier Milei y sus promesas.

No debe olvidarse que el macrismo ganó holgadamente en las legislativas de 2017 y, un año y medio después, por todos los errores cometidos por una gestión que había sobreestimado esos resultados, terminó perdiendo estrepitosamente con el espacio al que le había ganado dos años antes. Y por varios cuerpos.

Ese tercio de votantes eclécticos y pragmáticos termina definiendo las elecciones. Hay quienes lo hacen coincidir con una presunta clase media desde el punto de vista socio-económico, aunque se la puede definir mejor desde lo político-cultural.

En fin, puede ser el tercer cuerpo al que, según el dilema científico, cuesta alinearlo con los otros. Rara vez un partido pudo hacerlo y quizá habría que ir hasta algunos fenómenos políticos como el de Alfonsín, Menem, la Cristina de 2011, Macri, Alberto Fernández y un Milei tomado como el único colectivo que quedaba de última para evitar digerir al kirchnerismo.

Pero, siempre según el famoso problema físico, uno de los cuerpos queda fuera de la atracción gravitacional y opta por un destino diferente.

¿De nuevo la OTAS?

En política internacional, con la visita de la jefa militar estadounidense y los posibles acuerdos que se rumorean, sobrevuela nuevamente el fantasma de la OTAS que comprometería al país en todos los conflictos existentes en el mundo. Algo parecido pasó en los ´70 cuando los EEUU intentaron lo mismo pero los alertas de la revista “Cuestionario” de Rodolfo H. Terragno y el gobierno de Cámpora y Perón les echaron Raid, como se dice vulgarmente para aniquilar ese intento imperialista. Hoy, de la mano de un gobierno maniqueo parece volver aquel desvarío.

¿Quienes pagan el ajuste?

El ajuste continúa su marcha indetenible, la gente espera las facturas con mucha angustia y desesperanza y -por ahí- añora profundamente la época de las tarifas subsidiadas.

La verdad que pregonan, la de los valores reales de los servicios, se torna asfixiante e insostenible. (Quizás lo malo no era subsidiar las tarifas, sino la corrupción que rodeaba esas políticas).

El ajuste no lo está pagando “la casta” sino el clientelismo y algunos ñoquis de la casta, pero los popes de ese estamento que tanto daño ha hecho y viene haciendo al país permanece intocable. Ni la Justicia los alcanza.

Son todas amenazas de condenas, juzgamientos, anuncios, pero esa dirigencia corrupta jamás acaba en una suerte de purgatorio y muy lejos del infierno, mientras los medios continúan enumerando los negocios que hacían sus secretarios privados o testaferros que ya están muertos y sus cadáveres actúan como obstáculos de cualquier intención de profundizar las investigaciones que conduzcan a los verdaderos responsables.

Estos permanecen, como decíamos, en un purgatorio de eternas sospechas pero sin resolver nada, y así van a vivir todo lo que les resta de vida. Ellos/as y sus descendientes en la misma situación.

Las jubilaciones del escándalo

Para colmo, todo indicaría que los anuncios esperanzadores de acabar con las jubilaciones de privilegio colisionan con la realidad, que nos muestra un inepto (ahora también atravesado por venalidades varias como la del caso de brokers amigos y comisiones millonarias) dispuesto a cobrar casi 8 millones de pesos mensuales y un retroactivo de 32 millones.

Alberto Fernández, seguros y una jubilación de privilegio.

Todo sigue siendo un anuncio, como tantos que sedujeron a ese tercio de voto migrante pero decisivo que terminó entronizando a Javier Milei en la presidencia de la Nación.

La lista de jubilaciones de privilegio es interminable. Cristina K cobró en diciembre 12 millones, Mauricio Macri 5.7 millones. El presidente que duró una semana en el cargo en medio de la crisis de 2001, Adolfo Rodríguez Saá, 5,5 millones de pesos, ahora Alberto con 8 millones en sus bolsillos y en algún lugar de España. Y la nómina del horror continúa.

Por lo tanto, nadie de la casta paga el ajuste sino que sólo lo hacen sus ñoquis y la gente común y honesta con las tarifas y el transporte.

En ese marco, y para resistir el ajuste, la corporación cegetista y los gerentes de la pobreza organizan algunas movilizaciones que se parecen mucho más a las de los estudiantes ante la llegada de la primavera que verdaderas expresiones de reclamos y críticas político-económicas.

Todos están “aturdidos o mareados” por el avance arrollador del Presidente. La casta sigue gozando de sus privilegios y cobrando sus dietas insultantes para el pueblo, mientras los “disparos” del ajuste sólo los reciben alguno que otro ñoqui que seguramente recuperará dentro de un tiempo lo que ahora le quitan.

Y el sistema continuará (como ha venido pasando) con su formato anterior. En tanto, los representantes del oficialismo le siguen reclamando a la gente sacrificios y esfuerzos que ellos no hacen.

Política y métodos de domesticación

Demás está decir que las facciones políticas de cada coalición no están para compensar el ajuste sino para ver cómo seguir cobrando o no perder sus privilegios. Por lo tanto se terminan encolumnando detrás del sistema verticalista y cuartelero que impone el jefe de tales alianzas.

Y si los jefes pueden lograr eso ¿para qué van a repartir el poder con sus compañeros de coalición?...los cooptan y listo. Así lo hizo Macri y el PRO con los radicales -y lo sigue haciendo-, también Cristina con las otras facciones del pan-kirchnerismo..., y podríamos continuar enumerando. Y todos acabarán aprobando las decisiones de sus jefes/as para continuar cobrando en esa paz de privilegios.

En ese caso, Macri construye desde su nueva casa cordillerana alguna alternativa para actuar frente a una mengua de Milei, que lo ha corrido a un costado. El radicalismo hace equilibrio para sostener sus gobernaciones y otros lugares porque sabe que el Presidente no negocia nada, que tiene la sartén por el mango y que por lo tanto tiene el poder para cerrarles la canilla de los recursos como método de domesticación política. Dicen que es la manera más efectiva.

Entonces, pensaría Milei como también seguramente lo pensó Macri o Cristina ¿para qué negociar y ceder algo si sabe que puede alinear con poder y recursos?. Y así, los generales y generalas de los espacios políticos terminan domesticando a sus propios aliados.

En el kirchnerismo existen muchos fuegos de artificio, pero nada más. Saben que Milei ganó por rechazo al kirchnerismo, pero no construye un liderazgo alternativo a Cristina, quien también lideró un régimen cuartelero. De todas maneras, aun así y a causa del sistema bipartidista que existe en el país, si no se vota a uno, se termina votando al oponente, sea quien fuere.

Y si no que lo diga Alberto, quien de pronto e impensadamente se encontró con la presidencia. Hoy, el ex mandatario quedó como el actor principal de la causa de los seguros con Ansés y un broker amigo, que está salpicando también a funcionarios del oficialismo actual.

Fenómenos como el de Alberto F en 2019 se fueron dando por descarte en varias provincias y municipios, y pulularon los “Alberto” en todo el país como metáforas de la decadencia y la falta de opciones políticas para la gente.

Pero siempre algo se consigue para seguir zafando y casi siempre son puestos políticos referidos fundamentalmente a vialidad o rutas que sólo conducen a los lugares de cobranza, similares o superiores a las que ya cobraban.

Mientras tanto, salarios y jubilaciones siguen perdiendo un 30% de sus poderes adquisitivos respecto de la inflación.

Paritarias y política

El Gobierno continúa enfocado en la macro y muy lejos de la microeconomía, la de la gente. Se masturba con la baja del valor del dólar blue, con una supuesta baja de la inflación que no se evidencia en las góndolas y con relatos relacionados con supuestos escarmientos a la casta apelando a la no renovación de contratos de presuntos ñoquis que cobran dos pesos. En fin, más de lo mismo: el hilo se corta por lo más delgado.

Stuppia quiere cifras no remunerativas; el DEM, bonos.

Continúan las paritarias municipales con algunos desencuentros por los montos fijos. En ese sentido, el sindicato quiere que sean montos no remunerativos, por ahí para conservar la esperanza de pasarlos al básico alguna vez, garantizando su movilidad (tal vez), y el DEM insiste con abonarlas como bonos para confirmar su transitoriedad.

El resto ya está dispuesto. El personal recibió un aumento del 25% en marzo y recibirá un 10 a fines de abril y otro tanto a fines de mayo, todo por decreto. Pero no existe otro acuerdo y algunos piensan que en el fondo aparece oculta una lucha política que enturbia la negociación. Esto es, “nadie quiere aparecer como la parte que cede algo a la otra”. Para el gremio, los empleados estarían perdiendo ya cerca de un 30 por ciento de su poder adquisitivo.

Y así, entre mosquitos imbatibles y no combatidos, con la amenaza del dengue y sin vacunas, los argentinos nos encaminamos hacia un destino nebuloso y a la buena (o la mala) de Dios, y recibiendo “golpes dados como por el odio de Dios”, diría el genial poeta peruano César Vallejo.

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Por Cacho Fernández (cfernandez2@gmail.com).

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