El pasado miércoles el gobierno de Entre Ríos declaró la emergencia ambiental en la zona de las islas del delta del río Paraná. Allí, varios incendios se sucedieron y aumentaron en junio para obtener rebrote como forraje para el ganado, limpieza de la zona y como consecuencia de la pesca y la caza. 

Estos incendios, además de generar grandes cantidades de humo y ceniza que cubrieron ciudades de esa provincia y de Santa Fe, ya arrasaron con más de 90 mil hectáreas, incluyendo la flora y fauna de las islas.

Brigadistas con apoto de aviones y helicópteros se encuentran trabajando en el lugar para combatir el fuego y los nuevos focos que continúan surgiendo cada día. A pesar de esto, ambientalistas y ornitólogos consideran que algunas áreas "tardarán años en recuperarse" y que un gran porcentaje de las islas está quemado.

Pablo Cantador, un experto en avifauna del grupo ecologista El Paraná No se Toca, comentó que hay áreas donde “el suelo quedó como un ladrillo por la temperatura, ahí el fuego quemó todo, hasta los microorganismos y semillas. Será muy difícil que algo vuelva a crecer en breve”.

En cuanto a la fauna, el ecologista manifestó que el panorama "es devastador, reptiles que en invierno se guarecen e hibernan en cuevas y troncos de árboles, como iguanas y culebras, quedaron calcinados".

“Lo mismo que comadrejas y hurones que el fuego atrapó en sus madrigueras. Similar situación ocurrió con las tortugas al desplazarse hacia aguas más profundas”, añadió. Muchas especies de aves pudieron escapar, pero sus nidos y pichones resultaron quemados.

Y afirmó que el humedal “es también recepción de aves que emigran. Ahora están migrando las que vienen de la Patagonia, y en esta primavera, llegarán las aves que proceden del norte y se encontrarán con un tercio de las islas del delta arrasadas”.

El director de Aves Argentinas, Hernán Casaña, en diálogo con Canal 3 de Rosario, agregó que el área incendiada “es el equivalente a dos ciudades de Buenos Aires” y que “es un ambiente que se perdió y no sabemos cuándo se recuperará”. También añadió que "estamos perdiendo recursos naturales a una velocidad inusitada".

Por esto, la necesidad de una Ley de Humedales está en agenda y la semana pasada comenzó a debatirse en la Cámara de Diputados y este lunes 10 de agosto sucedió lo mismo en Senadores.

En una reunión de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, presidida por la senadora de Cambiemos Gladys González, expositores de varias asociaciones resaltaron la importancia de lograr una ley de "Presupuestos Mínimos Para la Conservación, Protección y Uso Racional y Sostenible de los Humedales", así como su preocupación por los incendios que datan desde enero de este año en el delta.

Roberto Bo fue el primer orador y dejó en claro que la ley es un instrumento necesario que debe ser acompañada por acciones concretas en diversos ámbitos de la sociedad. Tanto él como los demás oradores destacaron la necesidad de una autoridad de aplicación máxima de control, como un inventario nacional y presupuestos mínimos de conservación.

César Massi de la Asociación Ecologistas de Santa Fe alertó que "estamos ante un desastre ecológico" desde enero y que la cuarentena, desde el 15 de marzo al 15 de abril, significó un respiro para los humedales por la ausencia de la acción del hombre.

Luego del transcurso de junio y hasta mediados de julio se había estimado la quema de 50 mil hectáreas. Para fin de ese mes se calculó el doble, un total de 100 mil hectáreas. Massi se refirió a un "ecocidio: eliminamos de golpe en 850 kilómetros de costa la mayor parte de los reptiles que estaban en letargo durante el invierno, los pasamos por arriba con fuego a reptiles, víboras, lagartos, tortugas", además de a "pequeños mamíferos" como "ratones, nutrias, carpinchos, una devastación". "Le causamos daño a las aves que vienen migrando del invierno patagónico", agregó.

Esta zona de islas del delta del Paraná genera numerosos productos de animales, minerales y plantas. Van desde lo básico, como pescado, madera, sal, plantas medicinales hasta biomasa forestal, fertilizantes naturales, forraje para animales y se emplean por personas de todo el mundo. Se espera que la ley proteja el ecosistema de los humedales y que ampare a los trabajadores que subsisten de esta producción, tanto a la población rural como a las explotaciones comerciales como el cultivo del arroz y la pesca.