Son campeones y desde hace cuarenta años siguen con la copa en alto

Dicen que el tiempo es uno solo. Que no hay pasado, ni presente ni futuro. Todo sucede en el mismo instante y el encuentro entre esos hombres, ya sesentones, hizo que aquello que pasó hace cuarenta años, parece que estuviera ocurriendo ahora mismo. Los recuerdos, las vivencias, las anécdotas, están tan vivas que parece que las están reviviendo, están ocurriendo en este preciso momento.

El partidazo que el “Topo” Draghi jugó en el Monumental de Núñez contra River Plate, los entrenamientos extenuantes con el profesor Jorge Habbegger, el liderazgo del técnico Norberto Desanzo (que se fue no hace mucho), los goles de Mario Husillos, los encontronazos del “Ñato” Aldo Norberto Varales contra los defensores, las corridas por el lateral derecho del "Colorado" Waes, el recuerdo de aquel penal que en Tandil convirtió “Jole” Urrutia sino no hubiera sido posible lo que vino después con Loma Negra, las atajadas de Baby Barbieri, los cruces fuertes del “Nene” D´Angelo, las gambetas del “Loro” José Luis Gaitán, el desconocimiento de Osvaldo Rinaldi sobre Loma Negra y Olavarría que terminó siendo una de las etapas más hermosas de su vida, al igual que Ricardo Lazbal, y la decisión de Jorge Pellegrini que dejó Independiente para venir a esta ciudad. Miles de anécdotas, de comentarios y de recuerdos. Todos juntos. Ahora, hablando de antes, aunque todo parece que es en este momento y entonces los ojos se humedecen, la voz tiembla y el corazón se estruja, pero la sonrisa finalmente es la que brota espontáneamente.

Es la emoción que los invade a estos tipos que hicieron historia jugando a la pelota, con la celeste de Loma primero y con la celeste de la selección olavarriense después, consagrándose campeones argentinos hace cuarenta años. Y aún siguen viviendo aquel momento y sintiendo esa adrenalina lógica antes de salir a la cancha, aunque ahora disfruten más de los hijos y de los nietos que de la redonda.

Este fin de semana será imborrable para quienes pudieron reunirse nuevamente después de tantos años. O de hace un rato, porque siguen viviendo esos momentos como cuando iban a jugar a Pehuajó, Bahía Blanca, Colón, Pergamino, San Juan, Córdoba o donde fuere. La iniciativa desde la Liga de Fútbol (con la presidencia del Dr. Blas González), acompañada por la Municipalidad (Pablo Palahy y Enzo Russo tuvieron mucho que ver en eso, así como en la organización) tuvo su respuesta inmediata.

“Si vienen cuatro, más los de acá, estamos hecho” había dicho en su momento Pablo. Pero llegaron varios: José Luis Gaitán (desde Corrientes, donde es entrenador de un equipo de su ciudad), Jorge Carlos Pellegrini (desde su Firmat natal, donde está dedicado al agro, ya que con sus campos trabaja en la agricultura), Mario Husillos (vino a saludar a su madre, en Munro, pero también por razones de trabajo: el Hoffenheim alemán compró tres clubes, de Italia, Portugal y Brasil y es el director de ese emprendimiento, aunque sigue radicado en Málaga), Néstor D´Angelo y Osvaldo Rinaldi (dedicado a los seguros, desde hace treinta años) vinieron desde Capital Federal.

También Aldo Norberto Varales desde su Tandil querido (junto con sus hijos Adrián y Claudio). Y para la cena llegó José “Vasco” Beguiristain, aquel volante central elegante y a la vez metedor. Es que acá quedó parte de su vida…y amigos, como Rinaldi que el viernes almorzó con Abel Carabelli y su familia y cenó con Hugo Alves y familia (los tres jugaron en aquella selección juvenil campeona mundial en Japón, dirigida por Menotti y que conducía “el Diego”).

Acá los esperaban Luis Alberto Barbieri (a los 73 años sigue trabajando por la pasión por el fútbol, yendo a todos los barrios en su función municipal), Edgardo Waes, Ricardo “Pirata” Vigo (que está viviendo en Mar del Plata), José Antonio “Tito” Alonso (se plantó a las 17 horas del sábado en el hotel Demetrio para esperar a todos, ya que él jugó aquel Regional histórico) y Eduardo “Topo” Draghi. Después se iban a cenar todos juntos y se iba a sumar Roberto “Osito” Rodríguez, gran amigos de todos e integrante de aquel equipo. Por distintos motivos, a último momento no pudieron venir Osvaldo Mazo y Rubén Oscar “Choclo” Peracca.

Después de encontrarse en el hotel a las 17 horas, todos fueron hasta la Municipalidad donde el Dr. Diego Robbiani (secretario de Desarrollo Humano y Calidad de vida) y los funcionarios de Deportes Juan Agustín Galli y Oscar González, junto con Palahy y Russo, los recibieron para destacar aquel logro futbolístico de hace 40 años defendiendo la camiseta olavarriense y se llevaron un presente cada uno (un hermoso mate con bombilla). Allí hablaron Robbiani y el “Topo” Draghi (ver videos).

La idea era ir después al Museo de la Villa Alfredo Fortabat, luego recorrer el club y por último la cena para seguir hablando de recuerdos, o de esos momentos inolvidables que parece que ocurrieron hace un par de días, porque hablan, gesticulan, se abrazan, se emocionan y recuerdan como si lo estuvieran viviendo. Es que no se les ha borrado ningún pase, ningún gol, ninguna patadita. Nada de nada. Todo sigue igual, como antes, como siempre. Sólo se dan cuenta que el tiempo ha pasado porque hay algunos que ya no están, como Desanzo o Cristofanelli, por ejemplo.

Después, nada ha cambiado. Algún kilo de más, alguna arruga que aparece por ahí, unos pelos menos, algún inconveniente que obliga a usar anteojos. Nada del otro mundo. La esencia de aquel equipo, la amistad, la unión de quienes defendieron la camiseta olavarriense con las ganas y la pasión que pusieron en cada cancha en ese Campeonato Argentino (que nada tenía que ver con el dinero, porque con la celeste de Loma Negra ganaban mucho más) mostró que el amateurismo de pibes, el barrio y el potrero lo pusieron siempre para levantar la copa. Una copa que los dejó unidos para toda la vida.