DÍA DEL AMIGO: la historia de Aldo y Omar, que empezó en Loma Negra y sigue en Italia

Aquel 18 de octubre de 1985 cambió sus vidas para siempre. Las cambió porque desde ese día, casi sin darse cuenta, fueron más amigos que siempre. Hermanos de la vida sería la definición correcta. Pero aquella historia de amistad que surgió desde muy chicos en la Villa Alfredo Fortabat continuó en Europa, en Italia más precisamente.

Esa es la historia de Omar Alberto Ligore y Aldo Humberto Bionda. El “Mono” y “Pepe”. De Loma Negra hacia el mundo. Aldo trabajaba en la fábrica Loma Negra. Había entrado en la embolsadora y un día quiso dar un paso adelante, y en un fin de semana aprendió a escribir a máquina, estudió dibujo técnico y logró pasar a la oficina técnica. Eso demostraba sus ganas de superación permanente. Jugó al fútbol en las inferiores lomanegrenses. Era arquero, pero se defendía como volante central.

Omar era el hijo del peluquero histórico de la villa. Jugaba al fútbol en el club de su vida, desde las inferiores hasta llegar a primera y fue campeón en el equipo que le dio vida a aquel glorioso Loma Negra que ganó el Regional y que después hizo historia en el Nacional. El no jugó allí, pero hay que decir que estuvo un año en La Candela, junto con su amigo Marcelo Aldape que sí llegó a primera (Boca, Temperley y Racing de Avellaneda, para cerrar en Douglas Haig). Era volante o delantero.


Omar Ligore (segundo desde la derecha) dando una vuelta olímpica en las inferiores celestes.

Uno, Omar, vivía frente a la plaza de la “villa vieja”. Aldo a la vuelta; su casa miraba a la fábrica. Los dos, amigos desde bien chiquitos. Fueron creciendo y la amistad fue creciendo, hasta que cuando tenían 25 y 26 años (Aldo es el mayor, por un año) decidieron irse a vivir otra vida, a tener una experiencia en el viejo mundo, un desafío que por aquellos años muy pocos visualizaban. No se fueron porque había crisis, sino por el solo hecho de vivir algo distinto.


La amistad nació de chicos, en Loma Negra, y perduró durante toda la vida. Ahora en Italia.

La idea era España y pasaron por Murcia. Luego el plan fue ir a Francia, pero terminaron en Italia. El paso de ese camino sin objetivo claro, pero firme en la decisión de dejar la Argentina (donde quedaron la familia y los amigos) los llevó a Florencia. Un amigo de ambos, Francisco “Fatiga” Russo, les dio una carta con recomendación incluida para que le entregaran a Daniel Passarella, por aquellos años figura indiscutible de la selección argentina y de la Fiorentina, el equipo violeta de Firenze. No estaba Daniel en su casa, pero le dieron la carta a su esposa y se volvieron al hotel.

Jamás pensaron que Daniel iría a buscarlos. Allí nació una gran amistad con “el gran capitán argentino”. Esta es historia conocida por todos los olavarrienses. Passarella les consiguió trabajo (en una fábrica donde se armaban lámparas, veladores, etc.), les prestó un departamento, los llevaba a encuentros de la Fiore. Cuando se fue al Inter, Aldo estuvo sentado a la mesa de las negociaciones como un espectador de lujo en una de las oficinas del equipo de Milán. Inclusive, Passarella quería llevárselos a Milán. Pero decidieron quedarse en Florencia.

Omar y Aldo en uno de los festejos de Navidad y/o Año Nuevo. Siempre lo pasan en familia.

Más allá de esta pequeña historia en la gran historia de estos grandes amigos olavarrienses, la amistad fue, es y será inquebrantable entre ellos. Se independizaron. Aldo estudió fisioterapia (una carrera que afrontó con enorme decisión, dando los exámenes en su nuevo idioma, el italiano) y hoy es un profesional reconocido, porque es el “fisio” del equipo nacional de tiro italiano, que le ha valido asistir a muchas competencias internacionales, como mundiales y juegos olímpicos. Anduvo por Brasil, Australia, China y ahora mismo están en Japón, con el equipo azzurro de tiro (el mes pasado fue a un certamen Internacional en Croacia). Tiene una hija,
Irene, y está en pareja desde hace once años con Bárbara Corti (fonoaudióloga). Irene está obteniendo su segundo título universitario en Ciencias de la Formación. El primero fue en Ciencias de la Educación.

Aldo Bionda y su pareja Bárbara Corti. Comparten la vida desde hace once años.

Hoy Omar –que tuvo un negocio durante cinco o seis años- trabaja en Korg, el gigante asiático que tiene sucursal en Ancona y él es el encargado de ventas al exterior. Allí hace veinte años que se desempeña. Luego del fútbol se dedicó a correr maratones y fueron más de 30 las que lo tuvieron como protagonista. Con Patrizia Ferrara son padres de Francesca (“Franchi”) –ex jugadora de vóleibol, socióloga y criminóloga, por lo que hizo dos carreras universitarias y trabaja con jóvenes que tienen problemas familiares, extranjeros que llegan a Italia y están desprotegidos- y Filippo, el hijo menor, además de ser chef está estudiando lenguas orientales, por lo que estuvo a punto de irse a China cuatro meses pero la pandemia postergó ese objetivo para más adelante. Patrizia es enfermera profesional y trabaja en diálisis en el Hospital de Recanati. Y Omar, junto con su suegro Gabriele, tienen un viñedo y una plantación de oliva (alrededor de 300 plantas).


Omar Ligore y su esposa Patrizia Ferrara. Viven en Castelfidardo, un hermoso pueblito de Ancona, sobre el mar Adriático.

Omar decidió irse hacia Ancona, sobre el mar Adriático. Vive en un hermoso pueblito que se llama Castelfidardo. Aldo sigue en Florencia. Los separan 280 kilómetros, pero no es distancia para estar alejados porque la amistad siempre fue fortísima. Casi una hermandad. Le hacen un culto al amigo, porque cuando Omar no va a Firenze, es Aldo el que se va para Ancona. Cada dos meses, seguro. Para las fiestas de Navidad o Año Nuevo el programa es pasarlo juntos con sus familias.



Aldo Bionda en este momento está en los Juegos Olímpicos de Tokio, Japón, con el equipo nacional de tiro de Italia. 

Es más, para una Navidad Aldo sufrió un accidente en su “motorino” y durante la internación Omar estuvo a su lado, firme, como buen amigo que es. Juntos, cuando eran solteros y las responsabilidades eran menores porque no habían conformado familia, recorrieron casi toda Europa: Bulgaria, Francia, Suiza, Austria, Yugoslavia
(que después se dividió), Grecia, Turquía, y muchos países más.

“Ahora Aldo está en los Juegos Olímpicos, pero apenas venga desde Japón nos vamos a ir en moto con nuestras esposas a la Isla de Elba, que está entre Livorno y Florencia. Vamos a ir diez días a pasear y compartir unas vacaciones” contó Omar.


Aldo con Jessica Rossi, abanderada de Italia en Japón, en el reciente certamen europeo disputado en Croacia: ganaron una medalla.

Pasaron casi 36 años del primer día de aquel viaje que no sabía adónde los iba a llevar. Pero se mantuvieron juntos. Siempre. En todo momento. No hay distancia entre ellos, porque en apenas 3 horas y media viajan y se visitan, sobre todo cuando uno necesita una mano del otro. Le hacen un culto a la amistad, de la misma manera que cuando eran pibes se iban caminando juntos al club a entrenar o a compartir la tarde con los amigos.

“Lo que son las cosas, ahora Irene y Franchi son íntimas amigas. Como nosotros”, agregó el “Mono”. En el Día del Amigo, Aldo y Omar, Pepe y Mono, son el fiel reflejo de lo que significa en toda su amplitud y profundidad la palabra AMIGO.