La gran tragedia o farsa nacional y la paradoja de los gremios locales

ESCENARIO POLÍTICO POR CACHO FERNÁNDEZ, ESPECIAL PARA PRIMERA INFO. Hemos tocado fondo, pero no lo sabemos o no nos queremos dar cuenta. Argentina ya es un país de ficción o un pedazo de la literatura trágica universal. Los gremios locales, la nueva CGT, el capitalismo y la ostentación vana con afiliados extremadamente pobres.

Política 14/01/2024 Primera Info
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Cacho Fernández
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Como Nación, socialmente podríamos decir con el poeta peruano, César Vallejo, “hay golpes en la vida tan fuertes, ¡yo no sé!/ golpes como dados por el odio de Dios, como si ante ellos /la resaca de todo lo sufrido/se empozara en el alma…(,,,) Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte/Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;/o los heraldos negros que nos manda la Muerte”.

En síntesis, con la misma tragedia que refleja el poema del peruano, Argentina es un país que va sintiendo y ha sentido todas estas adversidades y acechanzas. Podríamos citar las dictaduras militares, el rodrigazo, la híperinflación de Alfonsín, la guerra de Malvinas, la corrupción indetenible e impúdica, el abuso de poder, la concepción contable del liberalismo de la sociedad y varias cosas más. Pero lo peor es que hemos transitado todas esas calamidades sin que nos produzca cambios, conversiones en nosotros mismos, y las ganas de ser mejores. Esto es, nada de ello ha tenido la fuerza de lo terapéutico, cuando tocar fondo como hemos tocado debió haber generado la ansiedad de cambiar o mejorar para no volver a repetir los mismos errores y no tener que generar las mismas causas de estas adversidades.

“Hay golpes en la vida ¡yo no sé! dice Vallejo con dolor, pero a la clase gobernante nacional todo parece haberles pasado por arriba, sin provocar nada. ¿Es que hemos enfrentado todas estas calamidades con absoluta insensibilidad e ignorancia?. No sé, pero creo que es hora de empezar a ser por lo menos diferentes, de modo que al menos todas esas calamidades nos produzcan heridas terapéuticas. Quizá por ahí comience el proceso para cambiar, tal como ocurre a nivel individual.

En la Divina Comedia, -y ya que hablamos de procesos terapéuticos- Dante Alighieri con el poeta latino Virgilio, transitan todos los círculos del Infierno hasta tocar fondo, allí donde mora el Demonio y sus cancerberos. Tocar fondo es el requisito casi sine qua non para comenzar a levantar cabeza y ascender en busca de la salvación.

La idea poética es maravillosa. Es poética pero también tiene un carácter científico, utilizado como terapia 
para la cura de las adicciones de todo tipo. No olvidemos que la Divina Comedia fue escrita a principios del siglo cuarto, a partir de 1304 en adelante. La intuición poética, como vemos, se anticipó a la ciencia. 

EMO

Un ranking deplorable

Recordando este maravilloso poema, un amigo me decía alguna vez: “si tocar fondo es terapéutico, entonces ¿por qué no pudimos comenzar a revertir las adversidades después de la última dictadura si habíamos tocado fondo con ella?. O como padecimos el rodrigazo, o la híperinflación o, más cerca, con la pandemia y luego con esta suerte de híperinflación a la que nos llevó el gobierno de Alberto y Cristina Fernández y que cierra ahora con un 211,4 por ciento anual...?

¿Es que Argentina no lo tocó ya ese fondo o precisa de otro más profundo? En la dictadura pensábamos con algunos amigos que ya habíamos transitado por ese camino infernal del que nos transmite el Dante y que ahora debíamos pensar en cómo comenzar a subir a verdaderos cielos de promesas.

Sin embargo, no fue así, no aprendimos ni aprendemos. Pese a todos los golpes y de los fondos que hemos tocado, seguimos sin aprender siquiera a convivir democrático. Olvidando rápidamente el rodrigazo, la dictadura, la híperinflación para gastar sin ningún plan económico mediante la soja a 600 dólares que nos permitió la existencia de superávits gemelos. Es que Néstor Kirchner llega al poder con las bendiciones del “yuyito”, decía Cristina sobre ese bendito cultivo, con el ajuste ya hecho por las licuaciones que también produjo un dólar que había pasado de uno a tres pesos, y sin deuda externa para pagar porque el presidente provisional, Adolfo Rodríguez Saá ya había decretado el default en las aciagas jornadas de diciembre de 2001.

Sin embargo, tanto Guillermo Moreno como Cristina Kirchner le siguen discutiendo a los teóricos de la economía las palmarias, cuasi evidentes causas de la inflación y rechazan la hipótesis de la emisión para explicar la inflación. En cualquier momento, los vamos a escuchar a ambos discutirle a Newton la Ley de Gravitación Universal.

Un sueño imposible

Alguien me confesaba que a menudo tenía un sueño, el de comenzar a vivir en un país en el que los liberales dejen de ver a la sociedad como un balance de entradas y salidas, de ganancias y pérdidas, y de un peronismo/kirchnerismo que hiciese de una vez por todas una autocrítica por sus constantes y reiterados errores tanto de tipo económico como también institucionales. Pero no, el sueño de pronto se disipaba cuando acudía a él el rodrigazo a causa del congelamiento de precios y salarios decretado dos años antes. La economía mundial y el nuevo modelo de ajuste de los costos de producción hacía reventar por los aires al país, mientras la clase política asistía atónita a una crisis no prevista por falta de capacidad y por qué no de descompromiso.

Años después padeceríamos la híper que vino como un castigo a la política económica de la gestión Alfonsín luego de correr infructuosamente al dólar que se le escapaba indefectiblemente sin que ninguno supiera qué hacer frente a ello, ni Jesús Rodríguez, no Pugliese, ni nadie. Ambos economistas, y todos los argentinos naufragaron dentro del barco de un Alfonsín, quien políticamente no podía o no supo conducir a un país absolutamente corporativo y lejos, lejísimo de la institucionalidad.

MALVINAS

Pobres pero con avión propio

Es que, sin intención de sermonear a nadie, en nuestro país siempre o casi siempre faltó la virtud como el sustrato de toda república tal como lo recomendaba Platón y luego su discípulo, Aristóteles. Sin comportamientos virtuoso, sin ética, no hay plata que alcance. La corrupción se termina fagocitando todo, hasta las fortunas. Y si no miremos qué es lo que acabó con el poderío de grandes imperios que parecían invencibles. Entonces, si continuamos cometiendo errores como inflación y las deudas como las que vamos alimentando a causa de la estatización de YPF, nos vamos al descenso junto con Colón de Santa Fe. Y ahí sí que no alcanza con un “Chiqui” Tapia que nos salve.

Al respecto, según Infobae, por la “expropiación de la empresa, la Argentina podría terminar pagando casi el triple de lo que vale actualmente la compañía”, y completa de esta manera: “el desembolso a Repsol en 2012, los intereses de esos bonos, la sentencia de la justicia de EEUU contra el país y otros gastos generaron un costo de USD 26 mil millones. La petrolera hoy vale USD 9.200 millones”. Y nadie sale a aclarar nada sobre esto. Ojalá aprendamos que lo pretendidamente épico, si está mal hecho o instrumentado con irresponsabilidad, nos puede salir carísimo a los argentinos.

El país llegó a este fin de año en el descenso, aunque con un avión presidencial de 25 palos verdes, con un wi fi que costará otros tres millones de los verdes y gastando unos 7.600 dólares semanales para asegurarse todas las semanas que funciona. En fin, cosas de ricos en un país con solo 6 millones de trabajadores formales y la mitad de la población sumergida en la pobreza. ¡Y con modelos peronistas! se quejaba públicamente Cristina Kirchner como una de las vulgarmente llamadas “señoras gordas” que de pronto se sorprende con una realidad supuestamente extraña a ella.

Apoyo pero condicionado

Pero junto a ello, el liberalismo dogmático propone un ajuste peor al de la inflación de Sergio Massa. Porque los liberales decimonónicos no alcanzan a ver que existen rubros que deben estar subsidiados por su externalidad, esto es, el transporte potencia la producción y la vida económica social. El liberalismo supone que se debe ajustar todo lo posible y esa sería la manera de salir. También es cierto que se puede aprender a vivir sin comer, aunque no se debe olvidar del riesgo de morir el día en el que te das cuenta que lo pudiste aprender. Es decir, te terminás muriendo el día de tu graduación de ese aprendizaje.

Miguel Angel Picheto, quien preside un bloque de 23 diputados entre ellos Florencio Randazzo, Emilio Monzó, López Murphy y otros, opina que si bien hay que respaldar la autoridad del Presdente, “darle los instrumento para gobernar” dice pero también alerta que “el Congreso no debe bloquearlo. Es decir, tampoco se le debe dar un cheque en blanco”. Su bloque ha sido muy claro en el tema previsional puesto que se han manifestado “en contra de la eliminación de la fórumula de actualización y proponen que ésta debe acompañar el índice de inflación pero de los supermercados”. Es la propuesta más justa del momento en este rubro y justo en este momento en el que Argentina, sea por las emisiones reiteradas y las políticas equivocada o carencia de planes económicos que generen empleo genuino, o por abusos en el manejo del Estado, encabeza la grilla mundial de países con mayor inflación.

Pero el llamado frente interno del Presidente no lo acompaña a ciegas en sus pretensiones de ese gran cambio liberal por fuera del Parlamento. Ni pichettistas, ni radicales, ni lilitos y solo algunos macristas o libertarios fundamentalistas están dispuestos a obedecer ciegamente el contenido tanto del DNU como la Ley Ómnibus. El resto no quiere quedar como “despersonalizados” obedientes de este nuevo fenómeno liberal del país.

Argentina, como decíamos, encabeza el ranking de los países inflacionarios, ese impuesto para los pobres y mecanismo de ajuste con el que se ha venido manejando el kirchnerismo que ha ido destruyendo el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. Paradójicamente, los planes “platita” y el desenfreno de la emisiones, aunque a veces fueron necesarios como en la coyuntura de la pandemia, acabaron estragando los bolsillos de los argentinos. Hoy, luego de las amenazas a Maximiliano Pullaro, el gobernador de Santa Fe, y a su familia, solo nos faltaría un ataque del narcotráfico a un canal de TV para emitir sus proclamas.

La contradicción local

Toda esa crisis que estamos sufriendo aún en Olavarría, una ciudad calificada históricamente como “del trabajo”, a lo que le podríamos añadir “inexistente”, con pérdidas constante de los empleos y empresas a las que no se les ha exigido alguna compensación social por sus cuantiosas ganancias. Tanto las cementeras como también las ceramistas cada vez aportan menos pero reducen la cantidad de personal ante la pasividad de los gremios que muchas veces prefieren negociar antes que luchar. A veces por imposibilidad, otras veces por comodidad, descompromisos o internas vanas, (que Dios nos dé la inteligencia para saber discernir esto, dice el ruego divino), pero lo cierto es que los trabajadores han ido perdiendo sistemáticamente.

Hoy por hoy, hay trabajadores en Olavarría que llevan perdido el ¡94 por ciento!! del poder adquisitivo de sus salarios respecto de la inflación. Pero con grandes obras en sus sedes gremiales, suntuosas colonias de vacaciones, edificaciones por todos lados prescindibles quizás, pero con el mismo número de afiliados que lloran con impotencia sus bajos salarios y sus vidas super-ajustadas por la falta de conquistas en sus remuneraciones.

A la par, el principal medio de comunicación quebrado, con un informe lapidario de la síndico de la quiebra en el que, según algunos abogados no habría que desatar derivaciones penales y, siempre según la síndico, la presunta inexistencia de patrimonio de la sociedad para pagarles a sus acreedores, fundamentalmente los laborales que llegarían al número de unos sesenta. ¿No se vio o no se quiso ver esta realidad?.

Unos cuarenta gremios han percibido esta siniestra realidad local y están decididos a enfrentarla con una nueva CGT que nunca se pudo terminar de constituir, pero algo están haciendo para revertir esa pésima experiencia histórica.

La mayoría de los sindicatos locales se han ido comportando como el mismo capitalismo: “cada cual para su puchero” mirando sus propios ombligos, constituyendo minorías selectas ricas y una gran mayoría de pobres. Teóricamente nacieron para ponerle freno a la voracidad capitalista pero se comportan como el sistema que dicen querer combatir o limitar.

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