Milei quiere hacer milagros con ajustes. El tango argentino. Olavarría y la tasa que se elude aumentar

ESCENARIO POLITICO: POR CACHO FERNANDEZ, ESPECIAL PARA PRIMERA INFO. Los aumentos del gobierno anterior eran por inflación. En éste son por decretos. Milei aprieta pero también ahorca. El alivio de la reforma electoral viene con un brutal ajuste económico. Las cementeras y la tasa que no le tocan.

Política 07/01/2024 Primera Info Primera Info
IMPUESTO
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Al menos, casi 6 de cada 10 argentinos huyeron despavoridos hacia el nuevo candidato, un melenudo que prometía un milagro liberal para el país, algo parecido a aquel milagro alemán del economista Ludwing Erhard en la posguerra.

Sin embargo se encontraron con que el flamante Presidente se descolgaba con un DNU y una Ley Omnibus que contenían cosas rescatables como algunas desregulaciones, parte de una reforma electoral largamente esperada y postergada pero con un ajuste económico tenebroso. Casi una continuidad del que se venía dando por efecto de la inflación.

Sólo que el nuevo es drástico, sin anestesia y sin gradualismo.

Por ejemplo, combustibles que aumentan todos los meses a un promedio de un 30%, prepagas y demás con subas parecidas, alimentos que continúan con la misma tendencia alcista que los había dejado su antecesor y tarifazos en el transporte y servicios que van a hacer temblar hasta quienes lo votaron.

MILEI

Milei, algunos logros y demasiados desaciertos.

Es decir, el nuevo gobierno nos somete a todos nuevamente a la nostalgia de tener que decir “qué bien que estábamos cuando estábamos mal”. Y eso que la situación que nos dejó el kirchnerismo fue horrorosa.

Aquel ministro de economía y canciller alemán Ludwig Erhard, padre del llamado “milagro alemán”, acuñó el término de “economía social de mercado” con el convencimiento de que el orden económico liberal redunda en beneficio de toda la sociedad, que los logros económicos del capitalismo permean y alcanzan a todos los estratos sociales.

Lo mismo pensaría Javier Milei, sólo que el germano encaró de otra manera su famoso “milagro”. Lo hizo pensando en la generación de pequeñas y medianas empresas y fuentes de trabajo. El argentino acude únicamente al ajuste, al decretazo y a las maniobras macroeconómicas.

MALVINAS

Erhard suponía que la única manera de salir de la destructiva inflación sería a partir de ir promocionando pymes y promover la competencia, valiéndose quizás de los fondos del Plan Marshall que Alemania recibió luego de perder la Segunda Guerra.

Esto parece mucho más lógico que esa economía netamente financiera y monetarista, a tres o más bandas que plantea llevar a cabo nuestro Presidente. Esto es, que provocando picos de inflación durante unos meses luego se la puede estabilizar (¿?).

Por ello es que, padeciendo nuestro presente, por ahí podemos acabar deseando volver al caos indescifrable de la gestión de Alberto Fernández-Sergio Massa. ¿O no?.

El tango argentino

La nostalgia estuvo siempre presente en el ser nacional. Está en el tango y en toda nuestra cultura. ¿Por qué?. Es posible que la causa sea que lo que se presenta como nuevo y mejor, acabe siendo mucho peor y nos acerque mucho más al abismo al que temíamos caer.

Al célebre personaje “Mordisquito”, de Enrique Santos Discépolo, se lo tildaba de ser un personaje de tango porque acudía siempre a la nostalgia, al conflicto, al dolor de lo perdido.

DISCEPOLO

Discépolo y la nostalgia argentina.

Cuando él hacía ese personaje por radio gobernaba el peronismo que prometía un horizonte de grandeza para el país, en donde las mentalidades nostálgicas no debían tener cabida. Había que mostrar y transmitir optimismo, a veces bastante ingenuo y prometedor.

Pero la realidad política nacional demostró lo contrario. Ya por los Cincuenta el peronismo, pese a sus logros, transformaciones sociales y promesas grandilocuentes, no podía revertir la crisis y la generación de trabajo languidecía por falta de inversiones de infraestructura.

La grandeza nacional no aparecía o, mejor dicho, se chocó contra la pared de la realidad. Tampoco se pudo con esa manía argentina de estar extrañando constantemente el pasado, aun cuando éste fuese malo porque al lado del presente siempre va a parecer mejor. Como lo profetizaba el poeta español del siglo Quince, Jorge Manrique, quien decía: “como después de acordado/todo tiempo pasado/fue mejor”.

Entonces, aún con el desastre que fue el gobierno de Alberto y Cristina Fernández, hoy por hoy ante el ajustazo que insinúa Javier Milei, no tenemos otra salida que sentir nostalgia de aquel infierno de los últimos cuatro años. Estamos como Euridice o la mujer de Lot: extrañamos lo que dejamos atrás. Por ahí somos nostálgicos porque nos obligan a serlo.

Entonces, posiblemente como aquel poeta medieval español, en cualquier momento vamos a extrañar ese tiempo de inflaciones cada vez más asfixiantes pero con planes “platita” que daban la ilusión de ir recuperando lo perdido.

Fue sólo una ilusión y nada más que eso, reiterados engaños con los que nos pretendían hacer creer en pseudos paraísos ilusorios, pero también es cierto que lo de Milei y sus libertarios sólo prometen cambios en el régimen electoral. Que están muy buenos, pero acompañados por promesas de castigos a la “casta” que nunca llegan a ese destino. Por el contrario, los latigazos se desvían, como siempre, hacia las mayorías.

EMO

Milei y el pre-peronismo

Sea por nostalgia conservadora-liberal, o sea por rechazo visceral al keynessianismo o modelos parecidos, el Presidente vive cuestionando el quiebre económico y sistémico que produjo el peronismo en la historia argentina.

Milei destaca que antes del ‘46 y años subsiguientes, el PBI per cápita era superior al que se produjo después, con el nuevo modelo de justicia social. Pero se olvida que la proporción de PBI por habitante era ficticia puesto que, como en la novela del escritor ruso Nicolai Gogol “almas muertas”, los censos se hacían cada 15, 20 y por ahí 30 años, y con números dibujados, un método que los argentinos conocemos por la experiencia de Guillermo Moreno en el Indec.

En la etapa preperonista, quizás sólo el 3 por ciento de la población se llevaba la parte del león del PBI, algo que se revirtió absolutamente en la década del cincuenta. Por ello, el Presidente, sin quererlo tal vez, estaría nostalgiando aquella brutal injusticia.

Aun así, aquella promesa de una Argentina equitativa, con “libertad, igualdad y fraternidad”, como dirían los revolucionarios franceses del siglo Dieciocho, todavía está en veremos. Y eso que la posta del peronismo en ese derrotero también la tomó el radicalismo alfonsinista de la década de los ochenta.

La tasa que se debe tocar

Entonces si pretendemos volver a construir ese sueño de la equidad y la justicia, se debe ir a buscar los recursos olavarrienses en las cementeras.

La gestión actual de Maxi Wesner tuvo la buena intención de subirles a las megamineras la tasa de Seguridad e Higiene y a otros grandes, pero todavía no alcanza. La edil de LLA, Celeste Arouxet, sostiene que se podría recaudar “600 millones de pesos y no saben dónde lo van a poner en el Estado Financiero” agregó, luego de reclamar -a modo de rechazo- contra “la tasa por explotación de canteras”.

PIEDRA

El IP debe volver a ser el 4%, como era antes.

Una tasa denominada vulgarmente “impuesto a la piedra”, siempre tan cuestionado por los liberales, tal como lo hizo el mismo Miguel Espert ante Jorge Larreche. Pero retrocediendo conceptualmente en su primera visita a la sede partidaria de Arouxet cuando se le reclamó una explicación sobre su postura tan alejada de las autonomías municipales y de la misma Justicia.

Recordemos que la Suprema Corte provincial avaló absolutamente el cobro de dicha tasa, tanto para Olavarría como para Tandil. El liberalismo, en su afán de eliminar al Estado, termina vaciándolo de recursos porque para ellos (los libertarios) es el mercado el regulador social por excelencia.

Desde la brutal crisis de 1929/30 sabemos cómo acaban esas aventuras en el mundo. Pero el liberalismo dogmático se sigue obstinando en aliviar a los poderosos mientras ajusta a las mayorías con enormes aumentos en combustibles, transporte y tarifas, entre otros rubros.

Entonces, según la última Ordenanza Fiscal e Impositiva, las cementeras, vendedores minoristas de grandes superficies y entidades financieras pagarán más por la tasa de Seguridad e Higiene. El criterio es correcto, pero, como decíamos, no alcanza.

HCD

El Concejo sigue sin aumentar el impuesto a la piedra.

Además, todos estos contribuyentes van a transferir la suba a sus nuevos costos que terminan pagando los mismos vecinos.

El criterio oficialista es justo y correcto, pero todavía a medias.

Porque, insisto, las cementeras deben pagar un punto más por “impuesto a la piedra”, porque en caso de trasladarlos a sus costos de producción cabe recordarle a los concejales y a la misma gente que apenas un punto de la producción de cemento se consume en Olavarría.

Por ello, aún si las cementeras trasladan (el llamado impuesto a la piedra) a sus producciones de cemento, es la ciudad la que se termina beneficiando con el aporte de esta tasa que realiza toda la Nación.

Entonces, a los seguidores de Espert o Milei y a quienes se suban a ese colectivo, como olavarrienses les pedimos que recuperar la alícuota histórica del 4% en la tasa por explotación de canteras es una decisión absolutamente justa y netamente progresista.

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Por Cacho Fernández ([email protected]).

En Radio: escuche “Un Cacho de Mañana” (lunes a viernes de 8 a 10 horas) por radio Jum Play, con el respaldo publicitario de Transportes Malvinas (La empresa de la higiene ciudadana), Coopelectric (una empresa social para darle energía a la ciudad), EMO (Emergencias Médicas Olavarría) y Farmacia Alvarez (para atenderte siempre).

 

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