El retorno de Cristina y sus motivos, Milei, la política y una de romanos. Municipio y gremio municipal en llamas

Dos interrogantes políticos: la irrupción de Cristina Kirchner para generar una nueva grieta, esta vez con Javier Milei -con quien había aparecido durante la asunción del nuevo presidente como cordiales amigos- y el segundo es el del armado de una coalición entre La Libertad Avanza y el PRO.

Y un tercero referido al beneplácito con el que el Gobierno recibió la noticia de una inflación del 20,6 por ciento perteneciente a la variación de los precios durante enero de este año. Efectivamente, se recibió el índice con alegría por considerarlo bajo cuando es bastante alto y prefigura una tendencia peligrosa para lo que resta del semestre.

Es verdad que la Argentina está pagando el desastre económico del gobierno anterior con una inflación también altísima, pero Milei se hizo -de algún modo- algo responsable al devaluar el dólar y un agravante brutal que no sólo profundiza la catástrofe económica de Massa-Cristina-Alberto, no sólo por la inflación sino por el modo de combatirla. Esto es, favorecer una recesión para paralizar el mercado.

Para el Presidente parece ser más importante bajar el déficit fiscal que cualquier otra cosa relacionada con los seres humanos de este país. Intentar combatir la inflación con recesión es como luchar contra los conflictos de la vida con la paz de los cementerios.

Maxi Wesner quiere negociar con Stuppia, pero no se anima a encarar la única solución.

Pero el Presidente continúa con su rara habilidad (también la tuvo Cristina) de mantener una fuerte tensión con los opositores. Y por ahí no pasa la política, para nada. El diálogo en la Argentina es algo muy difícil -tal vez imposible- de implementar. Los intolerantes siguen prevaleciendo en el escenario político nacional.

Todo es una calamidad. Por suerte la tenemos a la ex vicepresidenta que cada tanto se descuelga con un “ensayo” histórico bastante básico y nos explica lo que para ella pasó y nos llevó a esta decadencia, aunque ella cuida muy bien de correrse a un costado del protagonismo que tuvo en la construcción de este desastre nacional. Utiliza, entonces, dicho “análisis” para fijar su nueva estrategia política e instalarse nuevamente en la coyuntura.

Cristina quiere volver a ser

A Cristina Kirchner sólo parece preocuparle preservar su liderazgo de un 25 ó 30% de kirchnerismo y alguna porción de electorado transversal, que podría contar luego de las Elecciones Generales de 2023. Seguramente Cristina observó que existe una oposición atomizada por completo y, supuestamente, busca rescatar a esa porción radical y macrista (posiblemente larretista) de un 7% más -o menos- que terminó alentando un voto para Sergio Massa en las Generales de 2023. Esa es una herida abierta en Juntos por el Cambio que jamás se pudo cerrar.

Cristina Kirchner vuelve por sus votos y los últimos e inesperados transversales.

Entonces la ex vice prepara su ingeniería electoral para seguir captando ese voto aunque quizás no ella como candidata sino valiéndose del regreso de un Massa, quien ha quedado algo fortalecido por la cantidad de legisladores que sumó con su 37% de las elecciones generales.

Insisto: no parece posible que Cristina piense en ser candidata, pero sí en delegar ese rol nuevamente en Massa quien es el único cuasi K capaz de absorber algo de ese cisma de Juntos por el Cambio, sean larretistas como radicales de Morales.

Pero no debe olvidarse que, como decía Maquiavelo, la suma es la primera verdad de la política. O, como le respondió Perón a Abelardo Ramos cuando le preguntó los porqués, el General había aceptado sumar al FIP: “¡Ah, Abelardo!, -le respondió el líder peronista- nosotros somos como las gallinas: comemos los maicitos uno por uno, pero cuidamos bien de comerlos a todos”.

El General Perón y sus respuestas brillantes.

De lo que resulta que con ella como regente y/o con un delegado, Cristina va por el voto de su espacio, por los damnificados del ajuste liberal (los tarifazos en los servicios y el transporte, por ejemplo) y por algunos disidentes de JxC. Con su ambulancia saldría a recoger los heridos de lo que queda de Juntos por el Cambio, tanto del larretismo como del moralismo, tal como parece haber ocurrido en las Generales del año anterior.

Cristina Kirchner publicó un documento de 33 páginas con fuertes críticas a Javier Milei, a quien calificó como un showman-economista. Entre otras cosas, tiró algunos conceptos básicos de la historia económica y seguramente potenciará aún más la figura de Milei.

No debería olvidarse que muchos que votaron al líder libertario lo hicieron por un visceral anti kirchnerismo y no tanto por sus propuestas. Pero esto estaría incluido dentro de la estrategia de Cristina descripta más arriba.

Javier Milei, un presidente encerrado en su propio laberinto.

Hoy por hoy Milei está en una tensión entre dos mujeres: Lali Espósito (quien niega ser una beneficiaria de los mecenazgos políticos) y Cristina Kirchner, pero -dicho seriamente y con mucho rigor conceptual- es posible que tambalee más con los ataques de la cantante que con los de la ex vicepresidenta.

Y en ese ámbito ya no cuentan los votos con los que los libertarios creen que tienen el poder absoluto de hacer lo que quieran. Y aquí está la paradoja: que un Presidente que volantea con el liberalismo se comporte como un absolutista, que no tiene por delante ningún límite para hacer lo que se le venga en ganas.

Entonces, en el ring Milei debe cuidarse mucho más de los golpes de Lali que de los de Cristina. En esa compulsa, la gente ya puso a la monjita de ficción por delante de la viuda de Néstor.

La Séptima y el problema local

Ahora es el turno de la configuración interna de Juntos por el Cambio que determinará quiénes conformarán la lista de senadores provinciales para 2025.

Como los políticos no pierden tiempo, ya se está barajando las posibilidades de algunos nombres. Pero primero quieren ver cuál es el desenlace de la interna entre macristas y radicales, aunque también los éxitos o los fracasos del Gobierno.

Alejandro Celillo buscará permanecer en el Senado provincial.

Algunos radicales -como el alvearense Alejandro Cellillo- no quieren saber nada con volver a su lugar de origen y seguramente buscará permanecer en el Senado provincial, en donde es vicepresidente y en donde encontró la paz y la tranquilidad que no tenía en su pueblo natal.

Quiere ser senador nuevamente pero no se sabe si la ley se lo permitirá, aunque en la Provincia las leyes tienen un contenido ad hoc de los deseos de los políticos. Y, como bien dice el Martín Fierro, “la justicia (como cualquier otra cosa) es como la daga, no corta a quien la maneja”.

Aprovechando que la derrota de Ezequiel Galli dejó casi vacío al larretismo local y su distanciamiento de la conducción de Mauricio Macri, el bullrichista Dalton Jáuregui busca establecerse definitivamente tanto en Olavarría como en la Séptima.

Dalton Jáuregui quiere establecerse en Olavarría y en la Séptima.

Por el momento lo intentaría a través de un canal que podría abrirse desde la Nación y por las buenas relaciones de Patricia Bullrich y Javier Milei. También es cierto que Ezequiel, luego del distanciamiento de Mauricio Macri, seguiría trabajando con Diego Santilli quien últimamente está mucho más cerca de los libertarios que del larretismo.

El Papa también juega

Dicho sea de paso, Rodríguez Larreta habría entrado en una situación política agónica luego de enfrentarse con el jefe el PRO. Es por ello que el Papa Francisco, para correrlo definitivamente a Mauricio Macri -indigerible para el Santo Padre-, le encargó a su primo Jorge que cumpliera el rol que antes cumplía Rodríguez Larreta. Esto es: ser esa “paloma” PRO que llevaría a cabo un acercamiento con el kirchnerismo light como lo fue el massismo.

El Papa Francisco se encuentra ante un gran dilema, con Javier Milei en el medio.

El objetivo de Francisco parece seguir siendo el de ser un límite no sólo para Mauricio Macri sino que también para una suerte de liberal agnóstico (por ahora) como Javier Milei, un político indescifrable e ingobernable para Bergoglio. El Papa debe estar elucubrando cómo va a hacer -no siendo mago- para volver de aquel calificativo de “maligno” que le puso durante la campaña.

Entonces, en este jeroglífico que hoy es el PRO después de la absurda e inocua interna nacional y provincial, habría que esperar quien se queda con la hegemonía y quién va a manejar la política de ese espacio en el interior bonaerense. Si Diego Santilli o Cristian Ritondo. De ello dependerá la suerte de Galli o de Jáuregui, y posiblemente del azuleño Ramiro Ortiz.

Jáuregui podría pensar que esos antecedentes lo benefician, pero sus mayores problemas los tiene en sus “aliados” bullrichistas locales, por decirlo así, porque en realidad en las últimas elecciones funcionaron como verdaderos enemigos aunque dentro de una misma referencia política. Ambas agrupaciones acabaron atentándose contra ellos mismos y contra las posibilidades electorales de Juntos por el Cambio.

Tanto fue así que en el día del cierre estuvieron eludiendo sistemáticamente la posibilidad de armar una lista única de Bullrich en Olavarría, pulseada de la que salió beneficiado Maximiliano Wesner (y su lista), quien se encontró con un triunfo quizá inesperado.

El conflicto por los salarios municipales

Mientras tanto, los municipales van con todo contra el gobierno a causa del tema salarial y pretenden culparlo de los efectos que pudieren ocasionar cualquier medida de protesta que el STMO vaya a tomar.

José Stuppia: negociará con Wesner, pero está muy enfrentado con César Valicenti.

En el medio, parece existir una puja entre el hombre fuerte de la gestión con el titular del gremio por el manejo del Estacionamiento Medido, en donde se va incubando otro conflicto laboral con 21 trabajadores que luchan por preservar sus fuentes de trabajo.

Hoy, ante la posibilidad de que el conflicto entre gremio y Ejecutivo se profundice, el Intendente convoca nuevamente a José Stuppia a seguir negociando aunque siguen existiendo los mismos problemas de siempre. Esto es: faltan los recursos y los líderes, tanto el gremial como el político, ya que Stuppia y Valicenti están muy enfrentados y cargados de animosidades y desconfianzas mutuas.

En el medio está la CGT y los tironeos gremiales y políticos que existen en su normalización. Ya vamos a continuar con este tema que hoy tiene un fuerte componente político.

Lucas Newbery, de Soesgype: el Estacionamiento Medido, un gran problema.

El problema de los recursos es fundamental, pero el oficialismo no quiere entender que la solución pasa por un solo lugar: las cementeras, puesto que sin un aumento del 1% en el mal llamado “impuesto a la piedra” no hay solución posible. Y si esto se sigue dilatando o postergando, el conflicto entre Municipio y gremio entrará fatalmente en un callejón sin salida con consecuencias imprevisibles. Entonces el futuro de la ciudad sigue estando en las sierras, y también la solución de sus conflictos.

UNA DE ROMANOS

Tanto a Cristina K como a Javier Milei sólo les importa profundizar la pelea eterna entre políticos mientras el pueblo, al menos la mitad que es la que padece hoy la pobreza y la indigencia, está a punto de morirse de hambre o sacrificar el futuro de sus hijos por falta de una buena alimentación y consecuentemente un buen desarrollo biológico e intelectual para tener una buena educación.

El estilo de ambos se parece mucho más al de Donald Trump o Jair Bolsonaro que al de las posturas que dicen enarbolar. Por causa de los fondos fiduciarios, el Presidente se ufana de haber “expuesto” (así lo dijo) a varios gobernadores y sus cajas negras de la política, en vez de terminar con ella y repartir ese dinero en la comunidad.

Pero no se sensibiliza con los bajísimos ingresos de los jubilados. Y, como Alberto Fernández, el presidente Milei pretende reemplazar las actualizaciones con bonos fijos, transitorios y miserables. Como Alberto Fernández, quiere sustituir una evolución justa y previsible de los haberes que acompañe la inflación por sumas fijas y clientelares.

Por eso, como su innombrable antecesor, suprime la fórmula en vigencia y apela a la limosna de un monto fijo como lo hacen frecuentemente los populismos que él dice combatir. De ese modo contribuye a que gran parte de la comunidad -por culpa de sus antecesores y la propia- se terminen cayendo inevitablemente del sistema.

Su relato -también el de Cristina- está lleno de agresiones y descalificaciones de todo tipo, y actúa como aquel emperador romano, Tiberio, quien se hizo famoso por sus “juicios por traiciones” y algunos “carpetazos” contra los senadores que no respondían a sus caprichos.

Era una época de fuerte enfrentamiento entre los emperadores y el Senado, como la actual con el Congreso. Los primeros eran los populistas de hoy que aspiraban ejercer un poder autoritario y los segundos añoraban la Roma de la República. “La historia vuelve a repetirse”, dice el tango.

Aquel dictador romano se caracterizó por todas esas obsesiones paranoicas que acompañaron otras identidades políticas de la historia nacional del siglo pasado, identidades y líderes que se la pasaron abriendo grietas entre propios y extraños, u obsecuentes y presuntos “traidores”.

Es que tanto en la Roma antigua como en la Argentina de los últimos tiempos, por ejemplo, quienes detentaron y detentan el poder han ido generando delirios persecutorios que ha hecho de la política una praxis con climas irrespirables en los que prevalece un odio visceral contra el oponente, producto de fanatismos insoportables vacíos de conocimientos.

“Todo es igual..., nada es mejor”, diría Discépolo. La mediocridad y el desierto intelectual van avanzando, podría decir el Zaratustra de F. Nietsche.

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Por Cacho Fernández ([email protected]).

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